Cuando las dudas me persiguen y las decepciones me miran fijamente, cuando no veo ni un ápice de esperanza, me dirijo al Bhagavad Gita y siempre encuentro algún verso que me consuela.
Entonces comienzo a sonreir en medio de la tristeza.
En su autobiografía, Gandhi explica cómo el poema se convirtió en su libro de cabecera. Para ilustrar como la obra le ayudó en numerosos momentos cruciales, reproduce diversas estrofas:
Los placeres de los sentidos
se diluyen cuando se les abandona,
pero el deseo continúa.
Ahora bien, incluso el deseo desaparece
para quien ha visto el Absoluto.
2.59
En quien piensa en los objetos de los sentidos
surge la atracción hacia ellos;
la atracción crea deseo
y del deseo nace la cólera.
La cólera lleva al error,
del error nace la incapacidad de razonar;
la incapacidad de razonar
conduce a la muerte.
2.62-63
Otros comentarios de Gandhi confirman que su relación con el Bhagavad Gita fue especialmente estrecha e insisten en que se trataba de su "diccionario de uso cotidiano", de su "infalible guía de conducta".
Los elogios del Mahatma se añaden a las alabanzas de Huxley, Oppenheimer, Thoreau, Hesse, Einstein...
El Gita - que incluye, además, fragmentos de gran belleza poética y una síntesis de las filosofías hinduistas - es una lectura verdaderamente recomendable, tal vez, incluso, imprescindible.