¿Adónde va vuestro brillante
carruaje, Héroes?
¿Quién lo ha preparado para un feliz viaje,
partiendo, glorioso, al amanecer
y visitando cada casa, cada mañana?
¿Y dónde vais al atardecer, Ashvins? ¿Y en la aurora?
¿Dónde descansáis durante el día? ¿Dónde pasáis las noches?
¿Quién os recibe, como hace la viuda con el hermano de su marido
o la doncella que atrae a su pretendiente?
De madrugada, con voz clara y alta, convocáis a la oración
y en los hogares acompañáis el sacrificio.
¿Pero, a quién evitáis?
¿Y en qué libaciones os hacéis presentes, Príncipes?
Como a cazadores persiguiendo a dos elefantes salvajes,
os ofrecemos sacrificios al amanecer y en el ocaso.
A los que os invocan en los momentos adecuados,
vosotros, resplandecientes Señores, aseguráis fuerza y alimentos.
¿Quién lo ha preparado para un feliz viaje,
partiendo, glorioso, al amanecer
y visitando cada casa, cada mañana?
¿Y dónde vais al atardecer, Ashvins? ¿Y en la aurora?
¿Dónde descansáis durante el día? ¿Dónde pasáis las noches?
¿Quién os recibe, como hace la viuda con el hermano de su marido
o la doncella que atrae a su pretendiente?
De madrugada, con voz clara y alta, convocáis a la oración
y en los hogares acompañáis el sacrificio.
¿Pero, a quién evitáis?
¿Y en qué libaciones os hacéis presentes, Príncipes?
Como a cazadores persiguiendo a dos elefantes salvajes,
os ofrecemos sacrificios al amanecer y en el ocaso.
A los que os invocan en los momentos adecuados,
vosotros, resplandecientes Señores, aseguráis fuerza y alimentos.
Estas cuatro estrofas inician el cuadragésimo himno del
décimo mandala del Rig Veda (RV 10:40), un texto que, a lo largo de cuarenta
versos más, continúa describiendo más beneficios que los Ashvins
pretendidamente otorgan.
El poema contiene los rasgos básicos de la mitología védica:
los Ashvins - dos jinetes y aurigas (la palabra proviene de "ashva",
es decir "caballo") - aportan, según las intemporales creencias del
subcontinente indio, tesoros, salud y bienestar y alejan la mala suerte y la
tristeza.
Los dos hermanos conforman uno de los mitos fundacionales de
la cultura indoeuropea: compartimos con nuestros congéneres numerosos
antecesores afines, como los greco-romanos Cástor y Pólux, otras divinidades
equivalentes bálticas y anglosajonas y personajes legendarios como Rómulo y
Remo o Aquiles y Patroclo.
LOS DIOSES SON LUZ ...
Pero los versos versionados más arriba van más allá de estas
simbólicas caracterizaciones. Mediante el contexto en el que se formulan las
preguntas, identificamos claramente los momentos en los que los Ashvins se
hacen visibles, es decir al amanecer y al crepúsculo.
Es, por tanto, normal que sean también conocidos como Lúceros
del Alba y de la Tarde, es decir los planetas Venus y Mercurio, que tienen
órbitas similares a la de la Tierra, por lo tanto, nunca se alejan de la del
Sol .
De hecho, la identificación de los dioses con las estrellas
deriva ya de la propia palabra "deva", que significa "dios"
en sánscrito, pero también, entre otros significados, "que brilla en el
cielo". La palabra proviene de hecho de la raíz indoeuropea
"div", es decir "brillar" y está - quizás - relacionada con
nuestro "divino".
... Y EL RIG VEDA SU ESPEJO
Además de su importancia literaria, el Rig Veda nos
transmite una sorprendente cantidad - y calidad - de información sociológica,
cultural, religiosa, mitológica y, también, astronómica.
Que los himnos del Rig Veda hagan posible asimilar
divinidades con fenómenos naturales o astronómicos es un hecho relativamente
frecuente. Surya (el Sol) está muy presente, así como Dyaus y Prithivi (el
Cielo y la Tierra) o Ushas (la Aurora), por ejemplo.
Pero que el Rig Veda sea un verdadero código astronómico no
depende, sólo, de sus contenidos. Los trabajos del profesor de Ciencias de la
Computación de la Universidad de Oklahoma Subhash C. Kak demuestran una
relación evidente entre la estructura de la obra y la distancia entre la Tierra
y el Sol, los periodos siderales de varios planetas y las dimensiones y
orientación de los altares védicos.
El Rig Veda es, según palabras del propio profesor Kak,
"un Stonehenge hecho de palabras" y, en todo caso, un libro que
refleja, como un espejo, lo que vemos cada noche a los Cielos.
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