Vestida de fiesta se nos ha acercado la Diosa Noche; lo examina todo con sus miles de miradas.
Inmortal, llena el amplio espacio entre la Tierra y el Cielo, tanto las profundidades como las alturas; borra con su luz olas de oscuridad.
Se acerca al Alba, su hermana, y le deja sitio; las tinieblas se van desvaneciendo.
"Te has aproximado hoy a nosotros. Volvemos a casa, a descansar, como pájaros que va a su árbol."
- Los aldeanos se han dirigido a sus hogares como animales con patas o con alas o como halcones que todo lo persiguen. -
"Aleja a la loba y al lobo, aleja al ladrón. ¡Oh olas de noche que nos sea fácil cruzarte!
Oscuridad - densa, negra, colorida - has venido a mí. ¡Cancélala como si fueran deudas!
Te he traído esta canción como el pastor lleva el rebaño. Acógela, Noche, hija del Cielo. Acepta este elogio como su fuera ofrecido a un conquistador."
El himno 127 del décimo libro del Rig Veda es el único entre los 1.125 cantos de la recopilación que trata el tema de la noche. Benigno y positivo, nos la presenta iluminada por miles de estrellas, acercándose al amanecer y al nuevo día, con la certeza de alcanzar nuevamente la luz.
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