Si comparamos la duración del día de hoy con la de esta
noche, comprobaremos que, excepcionalmente, es la misma: 12 horas.
Y es que hoy, 20 de marzo, es el equinoccio de primavera y
la propia palabra - que viene del latín: aequus (igual) y nox (noche) - ya lo
deja claro (*). Pero además, como todos sabemos,
a la efeméride astronómica corresponde el inicio de un cálido fenómeno
meteorológico que no dejará de ir en aumento.
Ha comenzado la primavera.
Y, a pesar de que cada día es un día indicado para releer el
Ramayana - la épica narración del rescate de la bella y virtuosa Sita por parte
del invencible Rama -. hoy es quizás el momento más adecuado para volver al
primer capítulo de su IV libro.
En sus estrofas - de las que se incluye aquí mismo una
brevísima selección - disfrutaremos de una minuciosa y lírica descripción del
tumultuoso despertar de la Naturaleza, después de los sueños invernales.
La fiebre descriptiva que inflama los versos del poema salta
netamente por encima de la distancia de siglos y de lugares que nos separan del
momento de su escritura y nos los pone ante nuestros ojos.
Su deslumbrante entusiasmo literario nos sitúa en los bordes
del paradisíaco lago al que Rama llega buscando a su amada:
¡Cuánta belleza ofrece este lago
de aguas nacaradas!
La luz de sus lotos floridos
acoge a los árboles que lo rodean.
Sus orillas parecen sagradas
y llaman a los elefantes
y a los ciervos inquietos
y a grandes bandadas de pájaros.
Cerca del agua
los jazmines, los lirios de agua y las adelfas
han crecido y han florecido.
Están rodeados por las fragancias de sus propios néctares.
Las majestuosas montañas,
cubiertas también de flores,
entrelazan sus cumbres
con las copas de los grandes árboles.
Pero la serenidad y la vitalidad de lo que le rodea no logra
desvanecer la tristeza que acompaña al héroe. Al contrario; cada detalle evoca a su esposa secuestrada y estos recuerdos lo llenan de añoranza y nublan su corazón:
Le gustan mucho los cantos de las aves
a mi amada Sita.
Siempre me invitaba a escucharlos
cada vez que los oía en el bosque.
Cerca de Sita
este brisa me parecía agradable,
pero ahora, lejos de ella,
aumenta mi desolación.
Afortunadamente para nosotros, Rama (un avatar de Vishnu) se
sobrepone a su desconsuelo y continúa buscando Sita, a su mujer humana:
Pero entonces, Rama,
sacudido por las emociones,
se deshizo del dolor y, armado con el coraje,
siguió cumpliendo los deberes mandados por su destino.
La invitación a continuar la lectura es evidente. Nos
esperan claros entre las nubes y más lugares, más estaciones, más personajes,
más retos.
Así, también nosotros podremos seguir acompañando a Rama, Sita
y al resto de personajes de todo tipo con los que comparten sus extraordinarias
aventuras.
Buena primavera! Y buenas lecturas!
(*) El equinoccio es cada uno de los dos momentos del año en
que el sol cruza el ecuador celeste, fenómenos que indican y coinciden con el
inicio de la primavera y de otoño, respectivamente. Este año, el equinoccio de
otoño tendrá lugar el 22 de septiembre.
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