sábado, 13 de septiembre de 2014

ESTAMENTOS, COLORES, FUNCIONES... OTRO LEGADO QUE TAMBIÉN PERDURA

Ya desde el principio, los pueblos indoeuropeos consideramos que la sociedad está compuesta por diversos estamentos, cada uno de los cuales tiene una función específica, distinta de la de los demás.

El propio Rigveda - la colección de himnos de los indo-arios, recopilada alrededor de 1700 aC, pero que incluye referencias a fenómenos astronómicos ocurridos hacia 4000 aC - recoge este punto de vista.

El poema Purushasukta (Himno de Purusha), que narra la creación del universo por el mítico Hombre Cósmico, proclama:

Su boca se convirtió en el Brahmán,
sus brazos fueron el Guerrero,
sus muslos formaron el Pueblo,
de sus pies nacieron los Siervos.
(RV 10.90.12)

Esta división de la sociedad según las funciones - llamadas varna (color en sánscrito) - desarrolladas por los humanos fue codificada no mucho más tarde por el legendario sabio Manu que, a través de sus Leyes, asignó unas tareas determinadas a cada tipo de persona.

El brahmán, es decir, el sacerdote, estudia y enseña las Escrituras, celebra sacrificios y hace y recibe ofrendas; el kshatriya, o guerrero, tiene el deber de proteger a los demás; el vaishya, agricultor o comerciante, debe cuidar el ganado, cultivar la tierra o hacer negocios; por último, el shudra, o criado, tiene como función servir a los tres anteriores.

La doctrina según la cual cada uno nace en uno u otro estamento - y tiene, por tanto, unas obligaciones y no otras - depende de su karma o, dicho de otro modo y simplificando mucho, de las acciones buenas o malas llevadas a cabo durante la existencia, que modelan su consciencia y condicionan sus vidas futuras. 

El Bhagavad Gita - uno de los textos más populares del hinduismo y muy leído en todo el mundo, que insta al cumplimiento del propio deber - deja claro qué determina el dharma - o conjunto de cometidos - de cada uno:

Los deberes de los brahmanes,
los kshatriyas, los vaishyias y los shudras
están distribuidos según las cualidades
que surgen de su propia naturaleza.
(BG 18.41)

Las tres estrofas que siguen a la anterior detallas cuáles son las virtudes correspondientes a cada varna:

Serenidad, autodominio, austeridad, pureza,
tolerancia, honestidad, conocimiento, sabiduría y fe.
Estos son los deberes innatos 
con los que cumplen los brahmanes.

Heroismo, poder, determinación, destreza en la batalla,
valentía, generosidad y autoridad.
Estos son los deberes innatos
con los que cumplen los kshatriyas.

La agricultura, la ganadería y el comercio
son los deberes innatos de los vaishya,
mientras que el servicio
es el de los shudra.

La estructuración de la sociedad en estamentos es una idea ampliamente compartida. El antropólogo francés Georges Dumézil localizó estos mismos conceptos en, entre otros, los antiguos pueblos iranios, las ideas platónicas sobre la república y en la mitología romana.

Pero no hay porqué ir tan lejos.    

La caída del Imperio Romano de Occidente y la subsiguiente eclosión de la sociedad feudal propició la aparición de formas de organización social y política más adaptadas al nuevo estadio histórico y emergieron - ¿o reaparecieron? - colectivos con funcione similares a las desarrolladas anteriormente en distintos lugares del espacio indoeuropeo.

Estas instituciones, o sus equivalentes, permanecen plenamente vigentes ahora mismo: subsisten algunas monarquías, jerarquías religiosas siguen teniendo presencia institucional, peso social y, a menudo, influencia política y cúpulas militares siguen formando parte de las estructuras de muchos estados.

El legado indoeuropeo va más allá de los ámbitos lingüístico y literario. Se trata de un conjunto de valores que ha moldeado nuestra sociedad a lo largo de la historia y que sigue conformándola.  
    
(E incluso, muy probablemente, nuestras propias creencias y comportamientos individuales.)