sábado, 6 de febrero de 2016

LAS MILSEISCIENTAS LENGUAS DE LA INDIA (Y PORQUÉ HECHAR UNA MANO A SUS HABLANTES, AHORA MISMO)

La India es el país lingüísticamente más rico del mundo.

Junto al hindi - lengua oficial de gobierno, con raíces comunes con el sánscrito y escrito, como él, en alfabeto devanagari - la Constitución de la República reconoce otros 21 idiomas también oficiales, sánscrito incluido. Pero el censo completo incluye otras 122 lenguas principales y casi 1.600 más, entre idiomas y dialectos.

Este fenómeno extraordinario es fácil de comprender teniendo en cuenta que el subcontinente indio es el punto de encuentro de dos grandes familias de lenguas.

Las indoarias - que pertenecen al gran grupo indoeuropeo, tienen al sánscrito como miembro eminente e incluyen, a través del latín, al geográficamente extendido castellano - son utilizadas por el 74% de los hablantes, mientras que el 24%, que habitan mayoritariamente en el Sur del país, utiliza alguno de los idiomas dravídicos, una de las primeras familias lingüísticas de la Humanidad. El resto de la población utiliza lenguas austroasiáticas y tibeto-birmanas.    

Desgraciadamente, esta enorme tesoro cultural está acompañado por unas condiciones socioeconómicas con gravísimas desigualdades. A pesar de que la economía de la India es la duodécima mayor del mundo, cuenta con un 25% de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza y su tasa de analfabetismo  alcanza el 65%.

Además, entre sus 1.130 millones de habitantes, los niños son lo que peor salen parados: un  30% de los menores de cinco años presentan falta de peso y hay más de 12 millones de menores de 14 años que se ven obligados a trabajar en duras condiciones.

Ayudar a superar estos hechos lamentables es un deber de solidaridad que preconiza incluso el Bhagavad Gita cuando apela a lo que en sásncrito se denomina "lokasamgraham" o "salvaguarda (samgraham) del mundo (loka)":

Centrados en la acción, Janaka 
y otros sabios lograron la liberación.
Actúa tu también
buscando sólo lo que salvaguarda al mundo.
BG 3.20.