lunes, 25 de septiembre de 2017

ALEJA, AURORA, LAS TINIEBLAS (RV 10.172)

Ven en la plenitud
de tu belleza; 
la vigorosa asamblea que se acerca
continúa su camino.

Ven con los mejores augurios
- con los más generosos,
alzemos, más alto, mayor,
nuestro afán.

¡Aleja, Aurora, 
las tinieblas!
Derrótalas
con tu excelencia.



El himno 172 del décimo Mandala (o, en este contexto, Libro) del Rig Veda fue compuesto - como el resto de los textos incluidos en el volumen - hace más de cuatro mil años.

jueves, 7 de septiembre de 2017

PANCHATANTRA. LA FÁBULA DE LA LIEBRE Y EL LEÓN (*)

- ¿Os ha quedado claro? - dijo el león Bhasuraka a los animales que habían ido a parlamentar con él. Y añadió: - A partir de ahora, cada mediodía sin falta, me mandáis a uno de vosotros para el almuerzo. 


Resignados, desde aquel día, ciervos, jabalíes, búfalos y los demás animales del bosque, suministró, por turno, a uno de ellos para satisfacer las exigencias del león.

Cuando le llegó el turno a la liebre, mientras iba hacia la guarida en la que la esperaba el sacrificio, no dejaba de cavilar:

 
¿En qué puede la inteligencia no prevalecer?
¿En qué puede fracasar la determinación?
¿Qué puede no ser dominado un reto bien pensado?
¿Qué puede no ser vencido por el coraje? 

Cuando llegó ante Bhasuraka ya tenía pensada la solución, pero, en cuanto la vio, el león le dijo con voz feroz: - ¿Crees que éstas son horas de postrarte ante mi? ¡Me estoy muriendo de hambre! Además, eres tan pequeña que contigo no tengo ni para el aperitivo.

La liebre les respondió: - Perdonad, Majestad! Como soy tan poca cosa, los demás animales me han enviado ante Vos con cinco compañeras más, pero, a medio camino, nos ha salido al paso un colega vuestro.

- ¿Dónde vais? - nos ha preguntado. - Somos el almuerzo de Bhasuraka - hemos respondido.

Entonces aquel león se ha comido a mis cinco compañeras y me ha gritado: - Este reino me pertenece a mi. Ves a buscarme a ese Bhasuraka. ¡Que venga aquí ahora mismo! ¡Ya le enseñaré yo quién manda aquí!

- He venido enseguida, Alteza, pero el encuentro me ha retrasado y por eso... 




Mientras la liebre hablaba, Bhasuraka se iba enfureciendo más y más, hasta que, dando voces y gesticulado, la interrumpió:

- Llévame donde está impostor. ¡Ya! Él pagará por todos vosotros. Le voy a enseñar quien manda aquí ahora mismo, porque todo el mundo sabe que:

Quien no aplasta al nacer
enfermedad o enemigo,
por eso que deja crecer
pronto será destruido.

La liebre recordó la sentencia:

El guerrero que,
en loco deseo por la batalla,
no compara las fuerzas enfrentadas, 
caerá como polilla entre las llamas.

pero, lógicamente, no dijo nada y condujo a Bhasuraka hasta un pozo que conocía.

- Está aquí dentro - le dijo, señalando su interior.

Entonces, Bhasuraka se asomó con un gran rugido. Viendo su propio reflejo en el agua del fondo y, escuchando el eco de su propio bramido, creyó que su rival le retaba, se precipito dentro del pozo para matarle y él solo se ahogó.

Y así es como una modesta liebre, con su ingenio, venció a un enemigo mucho mayor, porque ya lo dice y lo repite el dicho:

Quien es listo, es fuerte;
pero, ¿pueden juntarse furia y cordura?
La liebre utilizó la rabia sin control
para llevar al león hasta la muerte.


(*) Esta narración proviene de la obra escrita en sánscrito en el siglo III aC, conocida como Panchatantra. La obra recopila un par de centenares de divertidas fábulas interconectadas que muestran y proponen soluciones a los comportamientos propios de las relaciones humanas.