lunes, 21 de diciembre de 2020

BIENVENIDA AL ALBA. RIG VEDA VII.77 (PANDEMIA 4)

(A partir de hoy - solsticio de invierno de este 2020 -, y hasta el 21 de junio del año próximo, el día volverá a recuperar territorio a la noche.

La luz se irá imponiendo a la oscuridad, iluminando con su energía nuestro combate cotidiano contra la pandemia, medidas preventivas y vacunas incluidas.) 

 

Ha brillado intensamente, como una muchacha que mece a su hijita y ayuda a moverse por primera vez todo lo que está vivo. Ha llegado Agni - el fuego - a calentar a hombres y mujeres, niños y ancianos. El Alba nos ha traído la luz, ha expulsado a las penumbras.

Mirándolo todo, extendida por todo, ha surgido, inmensa. Se ha levantado y ha resplandecido intensamente, con los tonos blancos de su espléndido vestido alrededor. Luce bellísima, con los colores dorados de su piel. Ha aparecido; madre de los rebaños y guía de los días.  

Encauzando al Sol - la mirada de los dioses -, la propicia Señora conduce a su blanco y bello Corcel a examinarlo todo. Distinguida por sus rayos, se ve, rutilante, como visita el mundo entero y le lleva su maravilloso tesoro.

"Acércate a nosotros, aleja al enemigo, prepáranos para un pasto amplio, libre de peligros. Espanta a quienes nos odian, ofrécenos riquezas, y, cantando, vierte bienestar sobre nosotros, Dama opulenta.

Envía tu mirada más resplandeciente para iluminarnos, concédenos días más y más largos, ¡oh Alba, oh Diosa!. Danos alimentos, tú que tienes todo lo preciado, generosa, rica en carros, bueyes y caballos.

¡ Oh Usas, Diosa del Alba, nacida noble, hija del cielo, que los sacerdotes con sus himnos hacen poderosa, descúbrenos vastas y gloriosas riquezas y vosotros, Dioses, protegednos siempre, con todas las bendiciones !

 

(Volver a los cantos del Rig Veda - que interpretan el mundo con una mirada primigenia - nos acerca quizás a verdades limpias de interferencias pretendidamente culturales, libres de acumuladas connotaciones más o menos eruditas.

El himno VII 77 - probablemente compuesto durante la secular migración de los pueblos ganaderos del centro de Asia, en pos de sus sabios rebaños, hacia un Sur más fértil - nos ofrece, además de la certeza de la Luz, una ordenada presentación e invocación de la aurora, quien sabe si permanentemente útil, hoy - ¡ ahora ! - también aquí.)