viernes, 21 de febrero de 2020

HISTORIAS QUE SE ACUMULAN: EL REY, EL CIELO Y EL PERRO

Nunca lo sabremos a ciencia cierta, pero es muy probable que el Mahabharata - como, por otra parte, la Ilíada y la Odisea, por ejemplo - fuera en sus primerísimos inicios, una colección de relatos populares que se iban añadiendo los unos a los otros, convirtiéndose así, en una larga narración, más o menos estructurada pero cada vez más popular. 

Después, a lo largo de los siglos y los milenios, se le han ido agregando episodios de todo tipo, desde hechos dramáticos y épicos - convenientemente completados con ampliaciones literarias y argumentos doctrinales diversos - a fragmentos más  o menos eruditos de carácter religioso, filosófico o político.

Al menos esto parece durante las lecturas y las relecturas que se pueden ir haciendo de la obra, actividad, por cierto, agradable y divertida. 

Esta elaboración colectiva y dilatada se va intuyendo y confirmando a lo largo de los dieciocho gigantescos libros del Mahabharata y culmina en el decimoséptimo - el decimoctavo es una descripción del Cielo - que cuenta la muerte de Yudhishthira, el hermano mayor de los Pandava, la ejemplar familia protagonista de la trama. 

TRAS LA VICTORIA Y EL REINADO...

En efecto, el Mahaprasthanika Parva (Libro del Gran Viaje) - el más corto del poema épico - explica cómo, tras la sanguinaria y encarnizada victoria contra sus primos en la Batalla de Kurukshetra y el reinado de los Bharata, con Yudhishthira al frente a lo largo de treinta y seis años, la familia decidió pasar el testigo a sus sucesores.

El heredero elegido fue el único posible, Pariksit, nieto de Arjuna y uno de los pocos supervivientes del combate y, tras las preceptivas ceremonias propias de un acontecimiento tan relevante, los cinco hermanos, con Draupadi su madre al frente y un perro que, extrañamente, acompañaba a Yudhishthira, se dirigieron al Cielo.    

... YUDHISHTHIRA LLEGA AL CIELO

El viaje a pie hasta el Himalaya - puerta de acceso a la residencia final -, atravesando desiertos y altas montañas, fue tan duro que tanto Draupadi como los Pandava, salvo Yudhishthira y su perro, fueron muriendo por agotamiento e inanición, o "cayeron al suelo", como repite, con dramática simplicidad, cinco veces el libro.


Cuando Yudhishthira, por fin, llegó a su destino fue recibido personalmente por el propio Indra, el rey de los dioses, e invitado a instalarse en una carroza para alcanzar su morada definitiva, pero en el momento en que Indra pidió a Yudhishthira que dejara al perro donde estaba, éste le respondió:

Este perro, Señor del Pasado y del Presente,
me es totalmente fiel.
Estará siempre a mi lado.
Mi corazón está lleno de él.

Pero Indra no estuvo de acuerdo:

Has conseguido la inmortalidad. Eres igual que yo.
La prosperidad se extiende ante ti en todas direcciones
y tienes el éxito asegurado así como toda la felicidad del Cielo,
pero ahora debes abandonar a este perro. 

Empezó entonces una discusión aparentemente sin sentido en la que Indra no deba su brazo a torcer:

... en el Cielo no hay lugar para perros...
... si abandonas a este perro llegarás a la Casa de los Dioses...

Pero Yudhishthira insistías una y otra vez:

... no me separaré de alguien que siente afecto por mi...
... nunca abandonaré a este perro...
... seguiré a su lado mientras siga vivo...

Por suerte, mágicamente, el desacuerdo acabó cuando, de repente y causando extrañeza y estupor, el perro se transformó en el dios Dharma - la divinidad del deber, los derechos, la legalidad, las virtudes... - de quien Yudhishthira había sido estricto devoto a lo largo de toda su vida. 

En sus palabras, Dharma puso de relieve las principales virtudes del rey:

... por ser fiel a tu perro,
has renunciado a la carroza celestial...

... no hay nadie como tú en el Cielo,
te has ganado una felicidad inagotable...

Y así el rey pudo alcanzar su residencia definitiva y el episodio llegar a su fin.

DESTINO FINAL

Es imposible determinar con la mínima certeza qué fragmentos corresponden a una eventual narración original y cuáles han sido incorporados  en etapas posteriores, si es que este hecho ha sucedido alguna vez. Podemos imaginar naturalmente que algunos de los textos de la discusión entre los dos interlocutores y/o los que corresponden a Dharma son añadidos completamente bienintencionados.

Sea como sea, tal como está, el Mahaprasthanika Parva - y el resto del Mahabharata - es el dado como definitivo por los autores/recopiladores de la obra.

Pero quizás una definición más concreta del concepto "dharma" nos ayudará a desgustar la lectura más allá de suposiciones que poco mejoran el placer causado por los textos, porque el dharma es, fundamentalmente, lo que hace posible la vida en el Universo.

(Como el propio Mahabharata, oso añadir.)