lunes, 2 de septiembre de 2019

COMPRENDER EL GITA. MIRAR EL DHARMA, MIRAR ADENTRO

Dharmakshetre...

Así, con la palabra dharma, empieza el Bhagavad Gita.

Después, la estrofa continúa: 

En el Campo del Deber... en el territorio de los Kurus, qué hacen, beligerantes, Sanjaya, mis tropas y las de los Pandavas. (BG I.1) 

Se trata de la pregunta que Dhritarashtra - padre y tío ciego de la enemigos enfrentados - hace a su auriga, cuando oye el estrépito de la preparación de la batalla.


En todo caso, el autor o autores del Gita parecen querer dejar claro que el concepto de dharma es el punto de partida del libro y, como iremos viendo a medida que la leamos, el núcleo alrededor del cual se desarrolla toda la obra y, por lo tanto, las enseñanzas que Krishna, uno de los avatares de Vishnu, el cósmico principio del Bien, despliega ante el dubitativo Arjuna (y los lectores que, a lo largo de los milenios, leemos/estudiamos el texto). 

Recordemos que la palabra dharma aparece ya en el Rig Veda, donde transmite el sentido general de impulso ordenador de todo lo que sucede en el Universo, se trate de hechos de dimensiones galácticas o simplemente celulares.

Sin embargo, en el Bhagavad Gita (tengamos presente que han pasado muchísimos siglos desde la recopilación del Rig Veda hasta le escritura del libro) dharma tiene el sentido más concreto de "deber" o, de un modo más general pero quizás más preciso, de lo que hay que hacer en cada circunstancia.  

LAS RESPUESTAS ESTÁN EN NUESTRO INTERIOR, AFIRMA KRISHNA

Y es esto - ¿Qué debo hacer? - lo que precisamente pregunta Arjuna a su divinizado interlocutor.

Cuando el co-protagonista del Gita (y alter ego del lector), claramente situado en el Campo del Deber, se da cuenta de las trágicas implicaciones y de la enorme calamidad que están a punto de precipitarse sobre su familia, arrastrado por su aturdimiento, exclama:


Estos malvados destructores de la familia, que causan las peores desgracias, provocan el final del Dharma y de los vínculos entre parientes. (BG I.43)

Y expone sus dudas ante su amigo y reputado consejero:

No sabemos que es lo mejor para nosotros, vencerlos o que nos venzan. Los hombres de Dhritarashtra están ante nosotros; si los matamos nos quedamos sin motivos para vivir. (BG II.6)

 La respuesta de Krishna sitúa la cuestión en el verdadero ámbito del dilema planteado:

Lo que afianza el mundo es inmutable. Nadie puede romper lo que es indestructible. (BG II.17)

Para evitar que sus consideraciones resulten demasiado generales, hace a continuación unas observaciones de carácter personal, apelando a la condición de combatiente de Arjuna:

Mira tu deber cara a cara. No vaciles. No hay nada mejor para un soldado que una guerra lícita. (BG II.31)

Por si quedara alguna duda, Krishna lo aclara aún más:

Lleva a cabo la tarea que te corresponde, que la acción es mejor que la pasividad. Ni siquiera el mantenimiento de tu cuerpo sería posible si no te ocupases de él. (BG III.8)

El hombre ignorante y dubitativo, que está troceado por las dudas, muere. Para quien vacila no existe este mundo ni el próximo; no encuentra la felicidad. (BG IV.41)

No hay nada que temer, porque, en el ámbito del Deber, la victoria en segura:

Soy la fuerza de los fuertes, pero con un empeño sin ambición ni pasión. Entre los seres soy el deseo que acompaña al Deber. (BG VII.11)

Y Krishna concluye su diálogo apelando a la mantener siempre presente lo que es positivo:

Quien recuerde esta conversación sobre el Deber, siempre me ofrecerá un sacrificio de conocimientos. (BG XVIII.70)   

DHARMA GLOBAL

Después de sus apariciones en el Rig Veda y en el Gita, a través de los milenios durante los que se ha desplegado la historia de la India y, por lo tanto, sus lenguas, la palabra dharma ha ido enriqueciendo su significado.

Primero, hay que tener en cuenta a Patanjali, el legendario autor de los Yoga Sutras, que ya en el siglo II aC, incluyó al dharma como cobijo para sus famosos yamas y niyamas, los mandamientos previos a la práctica yóguica y, a lo largo de los tiempos, desbordando el marco hinduista, el concepto de dharma se ha ido incorporando a las doctrinas del budismo, del jainismo y del sijismo, para, a partir del siglo XVIII, llegar a Occidente.

Por otra parte, la importancia del dharma en los sentimientos más profundos de la nación india queda bien clara en que el signo que lo expresa está presente en la bandera del país. El Ashoka Chakra - un círculo con 24 radios, cada uno de los cuales representa una virtud cívica - figura en la franja horizontal blanca, entre el naranja superior y el verde inferior.

Y más allá todavía de todo ello, es significativo que - como otras palabras de las creencias de la India - dharma no sea traducible a ninguna de nuestras lenguas.

Afortunadamente, sin embargo, tenemos el Gita.