miércoles, 19 de octubre de 2016

SHANTI, SHANTI, SHANTI. CANTAR A LA PAZ, EN PAZ



Se  trata de una realidad empírica que - más allá de teorías y de creencias - puede ser comprobada ahora mismo por el lector de este texto: repetir lentamente, tres veces, con plena conciencia, ya sea en voz alta o mentalmente, la palabra "shanti", llena el corazón de paz y la mente de calma.


En efecto, la palabra sánscrita shanti significa paz, y también tranquilidad, serenidad, calma, quietud y el resto de conceptos asociados a estas palabras. Su triple repetición tiene un origen antiquísimo puesto que ya se encuentra recogido, por primera vez, en las upanishads, los tratados filosóficos que, a partir del siglo X aC, desarrollan los vedas y examinan, con máxima profundidad y desde todos los puntos de vista, la unidad entre Brahma (el Absoluto) y Atman (el Ser).

Esta repetición es una práctica que ha llegado muy viva hasta nosotros y que numerosos practicantes de yoga y de meditación recitan en la actualidad, precediéndola o no de la sílaba "om", antes y/o después de sus sesiones.


Convertida así en mantra - es decir, en fórmula sonora considerada capaz de producir efectos tangibles -, ninguno de sus elementos está incluida por azar y, por lo tanto, cada una de las tres palabras de la repetición, a pesar de ser idéntica al resto, tiene como intención superar un ámbito específico de los obstáculos que separan de la serenidad y del equilibrio:

- El primero shanti ayuda a vencer los fenómenos negativos que provienen del exterior, ya sea humanos (guerras, discusiones y otras agresiones ), naturales (tormentas, terremotos, huracanes, inundaciones, etc.) o animales.

- El segundo aleja los daños supuestamente surgidos en áreas sobrenaturales, como la mala suerte, las maldiciones, los malos espíritus y otras manifestaciones negativas con apariencia de inexplicables.

- Finalmente, el tercer shanti permite triunfar sobre las propias limitaciones, ya sean físicas, emocionales o mentales (enfermedades, malos hábitos, desequilibrios...)

Así, una vez pronunciado en su totalidad, el mantra pretende haber establecido un nivel de armonía más profundo e integral.

Sea como fuere, este mantra, parece oportuno en todo momento y también ahora mismo, durante la lectura de este texto.

(Lógicamente aprovecho la oportunidad para desear al lector: ¡shanti, shanti, shanti!)

lunes, 10 de octubre de 2016

ÉPICA SÁNSCRITA: EL ESPEJO QUE NOS REFLEJA



El Mahabharata y el Ramayana - las dos grandes obras de la literatura sánscrita - son enormes monumentos literarios, verdaderos claves de bóveda de la literatura universal.

Tanto sus hilos argumentales, como personajes, situaciones, episodios e incluso convenciones literarias corresponden - básicamente - a los de La Ilíada y La Odisea, pero también a otras narraciones épicas de la tradición indoeuropea de la que es directa heredera la literatura occidental y que conforma, por tanto, nuestro imaginario colectivo y personal de ahora mismo.

La lectura de la épica sánscrita cautiva por la variedad y belleza de los escenarios en los que se suceden una avalancha de episodios de todo tipo, rebosantes de escenas de amor y de extrema crueldad, de amistad y de traición, de violencia y de paz, de vergonzoso egoísmo y de sacrificio heroico y ejemplar.

Pero el interés máximo de estos dos gigantescos poemas está en sus numerosos protagonistas y en la multitud de personajes secundarios. Todos juntos conforman un mosaico detallado y profundo que retrata todas las facetas del alma humana.

Enfrentados a su karma y a su dharma, a su destino y a su deber, entre dudas y certezas, sus sentimientos, sus pensamientos y sus actos son como los nuestros.

Ellos son el espejo en el que nos miramos.