jueves, 19 de diciembre de 2013

"AHIMSA PARAMO DHARMA", REPETÍA GHANDI UNA Y OTRA VEZ

"Ahimsa paramo dharma" es una expresión sánscrita que significa: la no-violencia (ahimsa) es el deber (dharma) más alto (paramo). La frase, convertida en consigna, fue popularizada por Gandhi en su larga lucha por la libertad de su pueblo y resume de manera clara, corta y directa el pensamiento pacifista.

De hecho, a pesar de que su difusión ha tenido lugar en una época relativamente reciente, el concepto de no-violencia está presente en los textos sánscritos desde antes de que la lengua adoptara este nombre. Ya el Rig Veda - la primera colección de textos literarios en una lengua de la familia indoeuropea, en este caso, el védico, y compilado unos 3.000 años aC - recogió su espíritu:

Que comunes sean nuestros pensamientos
y como uno solo canten nuestros corazones.
Que unidos estén nuestros espíritus
y siempre haya acuerdo entre nosotros.
RV 10.191.4.

La divulgación del concepto de ahimsa y de sus múltiples dimensiones tiene en el Mahabharata - la enorme epopeya con la que la literatura sánscrita ha enriquecido a la cultura universal, con fragmentos que se remontan al siglo IX aC - su potentísima base de lanzamiento:

La no-violencia es el deber más alto. La no-violencia es el autocontrol más alto. La no-violencia es el regalo más alto. La no-violencia es la penitencia más alta. La no-violencia es el sacrificio más alto. La no-violencia es el poder más alto. La no-violencia es el amigo más alto. La no-violencia es la felicidad más alta. La no violencia es la verdad más alta. La no-violencia es el mensaje divino más alto.
Anusasana Parva CXVII. 37-40.

En el Bhagavad Gita, Krishna engloba repetidamente a la no-violencia entre las virtudes que deben mostrar quienes, como Arjuna, quieren vencer en su lucha personal:

El respeto a dioses, brahmanes, maestros y sabios,
la pureza, la rectitud,
la continencia y la no-violencia
conforman la acción justa.
BG 17.14.

También Patañjali incluye la no-violencia en su recopilación de aforismos sobre la práctica del yoga:

Cuando la no-violencia está firmemente asentada, cesa la hostilidad.
YS 02.35.

Afortunadamente, más allá de estas raíces expresadas en sánscrito, la idea - y la aplicación - de la no-violencia se ha extendido por todo el planeta y en todas las lenguas e ilumina el camino de una Humanidad cada día más humana.


     

 
 
   

lunes, 9 de diciembre de 2013

INTEGRARSE EN LA NATURALEZA GRACIAS AL YOGA. ASANAS CON NOMBRES DE ANIMALES

Una de las facetas más llamativas del hatha yoga es la serie de posturas - o asanas - que adoptan sus practicantes al cultivar esta disciplina.

Cada una de estas posturas tiene su propio nombre, compuesto siempre por, como mínimo, una palabra seguida del término asana.

Muchas veces estos nombres remiten a animales que corresponden, a su vez, a menudo, a la forma que adopta el cuerpo cuando se practican las asanas:

- bakasana: postura de la grulla,
- bhekasana: postura de la rana,
- bhujangasana: postura de la serpiente,
- garudasana: postura del águila,
- kapotasana: postura de la paloma,
- kukkutasana, postura del gallo,
- kurmasana: postura de la tortuga,
- makarasana: postura del delfín,
- matsyasana: postura del pez,
- mayurasana: postura del pavo real,
- shalabhasana: postura del langosta,
- simhasana: postura del león,
- ushtrasana: postura del camello,
- vrishchikasana: postura del escorpión...

Para algunos estudiosos, cada uno de estos nombres indica, sobre todo, un principio - o un impulso - evolutivo y, por tanto, su alcance va mucho más allá de la simple descripción.

Quizás cada asana es, además de una postura, un camino abierto para penetrar más profundamente en la naturaleza (y, en consecuencia, en uno mismo).  

viernes, 22 de noviembre de 2013

LA SONRISA DE CHANAKYA (O LOS CONSEJOS DE UN MAQUIAVELO INDIO DEL SIGLO IV AC)

La cultura sánscrita acoge y genera todo tipo de disciplinas desarrolladas por toda clase de personalidades.

Sin duda, una de las más fascinantes es un profesor de economía y de ciencias políticas de la universidad de Taxila, en el actual Punjab (Pakistán), llamado Chanakya. Vivió, muy probablemente, entre los años 350 y 283 aC y continúa despertando el interés de los estudiosos, quienes le califican como el Maquiavelo indio.

Consejero de los dos primeros emperadores del Imperio Maurya - que se extendió por el subcontinente indio entre los siglos II y IV aC -, nos ha dejado dos grandes obras. Por un lado, el Arthashastra, un tratado de política económica y de estrategia política (artha: riqueza, etc. y shastra: teoría, ciencia...) y, por el otro, el Neetishastra, que trata de la forma ideal de vida (en este contexto, neeti puede traducirse por sabiduría política).

También nos ha llegado una recopilación de 455 consejos que muestran un vivo interés por la felicidad humana, una admirable capacidad de observación e, igualmente, a menudo, una fina ironía.

He aquí una brevísima muestra:

- Es mejor no tener rey a tener un mal rey.
- El perfume de las flores se difunde en la dirección del viento, la bondad se expande en todas direcciones.
- Una vez hayas comenzado una tarea, no temas al fracaso y no la abandones. Quien trabaja con determinación alcanza la felicidad.
- Los libros son tan útiles a los necios como los espejos a los ciegos.
- No reveles tus pensamientos hasta ponerlos en práctica; manténlos escondidos con la firme voluntad de llevarlos a cabo.
- Quien vive en nuestro corazón está cerca incluso desde la lejanía, pero quien no lo está permanece lejos aunque lo tengamos al lado.
- No te preocupes por el pasado ni te angusties por el futuro. El sabio sólo se ocupa del presente.
- La serpiente, el rey, el tigre, la abeja, el niño pequeño, el perro de otro y el loco... ninguno de estos siete debe ser despertado cuando duerme.

Más allá de la creencias y de las costumbres que denotan algunos de estos aforismos, su utilidad (y la media sonrisa que con frecuencia provocan) continúa tan válida hoy como hace veinticinco siglos.  

lunes, 11 de noviembre de 2013

RAMA: HÉROE POLIÉDRICO, GIGANTE LITERARIO

El Ramayana - uno de los dos grandes poemas épicos de la literatura sánscrita - nos introduce en la extraordinaria vida de Rama, sucesivamente hijo, hermano, príncipe, esposo, guerrero y rey, siempre ejemplar. 

A lo largo de los siglos, este personaje ha sido - y sigue siendo - un modelo de comportamiento en todas las situaciones para las sucesivas generaciones de la India. La obra, afortunadamente para nosotros, se ha incorporado de manera indiscutible al cánon de la mejor literatura universal.

El argumento básico es sencillo y familiar: el marido se enfrenta y vence a un rey enemigo que ha raptado a su esposa. Otros elementos nos son también conocidos: los rasgos fundamentales de algunos personajes, episodios puntuales, intervenciones divinas...

Pero muchos otros son exclusivos del Ramayana. Destacan el periodo descrito, que se inicia antes del nacimiento del protagonista, la intervención decisiva en la trama de animales humanizados y, sobre todo, el lenguaje, rico y exuberante, de una precisión que matiza todo lo que describe, especialmente los sentimientos de los personajes y, sobre todo, del propio Rama.

Éste, enfrentado a su destino, lleno de contradicciones entre los deberes de la realeza y los del matrimonio, toma decisiones que lo llenan de dolor. Sus dudas, su humanidad, sus errores y sus aciertos arrastran al lector.

El Ramayana es un clásico y, por lo tanto, un libro permanentemente moderno que hay que leer. O, si ya se tenido la suerte de disfrutarlo, releer una y otra vez.

Quizás un  retrato de Rama - extraído del Canto II del primer capítulo de la obra - pueda estimular a una lectura inmediata:

...Rama era modesto y nunca mostraba ni sus sentimientos ni lo que pensaba. Ayudaba a los demás sin vacilar. No se irritaba nunca ni se alegraba sin motivo. Sabía cuando tenía que dar y cuando debía recibir. Era devoto; su mente era firme y tranquila y sólo se rodeaba de buenas personas. No hablaba de nadie; era diligente y cuidadoso. reconocía sus propio errores y también los de los demás.

Conocía la teoría y la práctica de las ciencias. Era hábil en penetrar el corazón de los hombres y rechazaba y concedía favores con clarividencia y respeto a los preceptos. Sabía cuando debía premiar y cuando castigar... 
   


jueves, 31 de octubre de 2013

SÁNSCRITO: VOCALES EN TODAS DIRECCIONES

El interés y la belleza del sánscrito provienen tanto de su literatura como de la propia lengua. Aunque el poder del sánscrito se muestre en sus textos, su fuerza nace en sus palabras.

Cuando exploramos sus palabras, en el fondo del fondo lo que encontramos son los sonidos, es decir, en realidad, las vocales, porque, según los gramáticos sánscritos, sin vocales no hay sonidos. 

Por eso las vocales también se llaman "sonantes"; las consonantes las acompañan, esta es la causa de que se las denomine "con-sonantes".      

En qualquier caso, las vocales sánscritas son el eje de su riqueza: mientras en español tenemos cinco, en sánscrito disponemos de trece.

Contemos:

- las tres vocales básicas (A, I y U) pueden ser cortas o largas (ya tenemos seis),

- lo que la gramática sánscrita llama diptongos: E, O, el sonido AI y el sonido AU (ya van diez),

- y ahora hay que añadir la L y la R que, además de ser utilizadas como consonantes, también pueden formar síladas (como krshna, por ejemplo); por otra parte, la R vocálica puede ser corta y larga (en total, trece).

Probablemente cuantos más sonidos, más palabras y cuantas más palabras más posibilidades de expresar conceptos, matices, graduaciones, tonalidades, aromas...

Así, para gozar de la literatura sánscrita, sus afortunados lectores disponemos de un sinfín de caminos por los que recorrer tanto el tiempo como el espacio, para viajar en todas direcciones.
 


martes, 22 de octubre de 2013

OM. EL ALIENTO DEL UNIVERSO

Incluso las personas que ignoran las tradiciones de la India relacionan la palabra om con la meditación oriental.

Y, en efecto, Om es una sílaba propia del hinduismo, así como del jainismo y del budismo, que se pronuncia cuando se busca la paz interior. Su popularidad proviene, fundamentalmente, de una escasa información sobre las tradiciones espirituales indias y sobre el yoga.

Como saben los practicantes de esta última disciplina, para pronunciar om correctamente se comienza con una a, se continúa con una u y se concluye con una m. Un poco de atención complementaria permite tomar conciencia de que la palabra, empujada por el aliento, nace en la garganta, continúa por el velo del paladar y finaliza en los labios.

Según los textos sagrados, cada una de estos sonidos tiene un significado particular:

- La a simboliza el inicio del universo y el estado de vigilia que permite percibirlo.     

- La u remite a la conciencia interior del ser y de la realidad que lo acoge.

- La m expresa el estadio previo a la manifestación exterior de la realidad.

-  Por último, el sonido completo manifiesta la totalidad del cosmos, sin distinciones entre el ser y el no-ser.

En cualquier caso, más allá de creencias y doctrinas, pronunciar la sílaba om es una experiencia profunda y agradable, tranquila y poderosa que conecta, claramente, con la certeza de una plenitud total y con la globalidad universal.



miércoles, 16 de octubre de 2013

SÁNSCRITO: EL JARDÍN DE LAS PALABRAS COMPUESTAS

La expresividad y la belleza del sánscrito son el resultado de numerosos factores. Uno de los más decisivos es su facilidad para combinar dos o más palabras y crear así un nuevo vocablo, es decir, para crear palabras compuestas.

Se trata de un fenómeno universal. En español usamos muchas de ellas al cabo del día: portafolios, mediodía, anteayer, cumpleaños, paraguas, pisapapeles, sobremesa... pero en sánscrito son mucho más abundantes y dotan a los textos en los que aparecen de una intensidad muy marcada y de una exactitud extraordinaria y deslumbrante.

Aparecieron ya en los textos védicos, con una frecuencia y unas formas similares a las de la épica homérica, la lengua de la cual comparte, por cierto, un mismo origen (designado con una palabra también compuesta: indoeuropeo).

La mayoría de los nuevos términos incluyen dos palabras, por ejemplo: mitravaruna (la entidad divina dual, formada por los dioses Mitra y Varuna), matarapriti (la madre - matara - y el padre -priti -, es decir, los padres, pero conservando al mismo tiempo sus singularidades) o dyavaprithivi (el espacio que incluye el cielo - dyava - y la tierra - prithivi -). Los compuestos de tres miembros son escasos, pero existen: purvakamarakritvan (cumplimiento de un deseo anterior).

Su uso continuó durante el periodo épico: Mahabharata (los grandes Bharata), Ramayana (el viaje de Rama), Bhagavadgita (el canto del Señor) e incluso nombres propios como Yudhishthira (firme en la batallla). Pero son multitud: maharajá (gran rey), suryachandra (el Sol y la Luna), Himalaya (casa de la nieve), etc.

El máximo desarrollo de las palabras compuestas sánscritas se produjo en el periodo clásico, entre los siglos III a VIII dC, con nuevos vocablos cada vez más largas y significados más elaborados e inclusivos.

Así, parvabimbadhara significa "labio inferior como el bimba maduro", es decir "labios rojos como la fruta llamada bimba cuando está madura" o purvajanmakrita (hecho en una vida anterior) o mucho más largos, de cinco, nueve o incluso treinta y cinco palabras.      

La diosa Sarasvati - que vela por el conocimiento y la belleza en todas sus formas - siempre ha sido bienvenida (para decirlo mediante otra palabra compuestas) en el bellísimo jardín de la lengua sánscrita.



jueves, 10 de octubre de 2013

LOS PECULIARES MORADORES DEL PANTEÓN VÉDICO

Prácticamente la totalidad de los himnos del Rigveda (*) están dedicados a alguna de la treinta y tres divinidades que, debido a esta invocación, forman lo que se ha convenido en denominar el panteón védico. (En la recopilación aparecen otros dioses, pero son pocos y están citados en el interior de los textos, de manera incidental.)

En cualquier caso, en su conjunto, estos treinta y tres deidades explican a sus devotos porqué las cosas son como son: la Tierra (Prithvi) y el Cielo (Dyaus), el amanecer (Usha), la muerte (Yama), el Sol (Surya) y todo lo demás.

El resultado pretendido por estas descripciones - o, quizás, la intención de los poetas que compusieron los himnos - es que las divinidades que dan identidad a cada fenómeno se muestren favorables a quien las invocan.

Así, por ejemplo, el confiado creyente que se dirige a Soma (la bebida sagrada utilizada en los ritos religiosos), le ruega:

Oh, gota de Soma, trae riquezas,
como una vaca dócil lleva el yugo.
(8.48)

En todo caso, además del resto de elementos usados en las ceremonias - Agni (el fuego) y Vac (la palabra) - el panteón védico reúne la totalidad de lo perceptible en tres grupos de dioses: los Vasu incluyen a todos los dioses de la Tierra, los Rudra congregan a los que viven en el aire y los Aditi a los que viajan por los Cielos. Además, a veces, todas las divinidades son citadas conjuntamente con el nombre genérico de Visvadeva (visva: todos, deva: dioses):

Acompaño a los Rudra y a los Vasu,
a los hijos de Aditi y a Visvadeva.
(10.125)
 
Por otra parte, algunos de ellos son a menudo invocados por parejas, como  Indra y Agni (donantes de prosperidad), Mitra y Varuna (multiplicadores de los rebaños o los dos gemelos Asvin (grandes benefactores):

Llevo en mi a Mitra y Varuna,
a Indra y Agni y a ambos Asvin.
(10.125)    

De todos ellos, el preeminente, tanto por sus atributos como por la frecuencia con la que aparece en el Rigveda, es el ya citado Indra, victorioso cabecilla de los combatientes y dios de las tormentas y de la lluvia:

El dios que ya poseía el Conocimiento
en el momento de nacer,
el primero en proteger a los demás dioses
con el poder de su pensamiento
es Indra.
(2.12)



(*) El Rigveda es una colección de himnos sagrados, probablemente el texto más antiguo conservado escrito en una lengua indoeuropea, fechado hacia 1500 aC.


    


martes, 1 de octubre de 2013

YOGA MÁS ALLÁ DEL TIEMPO. ASANAS CON DIOSES Y SABIOS

Además de llevar nombres de elementos naturales o descriptivos de la forma del cuerpo cuando se practican las diversas asanas, muchos se refieren a personajes históricos, legendarios o mitológicos de la cultura de la India.

Así, a menudo, los nombres de las asanas remiten a dioses y a sabios, quien sabe si en homenaje a su memoria y a su ejemplo o también, quizás, con la expectativa de que sus virtudes se reflejen en quienes practican las posturas que les son dedicadas. 

Algunos de estos personajes son fácilmente identificables. Otros, en cambio, para algunos, no lo son tanto.

Entre los primeros, encontramos, por ejemplo, buddhasana, nombre vinculado, lógicamente, al creador del budismo, o hanumanasana, en homenaje al simiesco co-protagonista del Ramayana y prototipo de servidor esforzado y leal.

Otras asanas hacen referencia al propio yoga, como matsyendrasana, que recuerda al pez legendario a quien Shiva enseñó esta disciplina, encargándole, además, que la propagara por todo el mundo, o gherandasana, que lleva el nombre del autor de un famoso tratado sobre la materia.

Los múltiples nombres y diversos aspectos del propio Shiva merecen igualmente una atención especial: bhairavasana, durvasana, vamadevasana, natarajasana (*), etc.



La lista podría ser mucho más larga, pero la conclusión continuaría siendo la misma: todos estos nombres ayudan a conformar una atmósfera muy especial y establecen unos vínculos sutiles que transmiten un humanismo universal, inclusivo y acogedor.

El profundo enriquecimiento personal de quien conecta con ellos es obvio y generoso.



(*) "nata": danza; "raja": rey; "asana": postura.


   

martes, 24 de septiembre de 2013

ESPAÑOL Y SÁNSCRITO, PARIENTES LEJANOS (¡PERO PARIENTES!)


A pesar de la distancia geográfica y de las diferencias lingüísticas entre el español y el sánscrito, las raíces compartidas por ambas lenguas perduran más allá de los siglos y un gran número de palabras muestran un gran parecido.

Nuestros "madre" y "padre", por ejemplo, recuerdan claramente los matar y pitar sánscritos y lo mismo ocurre con los nombres de algunas cifras: dos-dva, tres-tri, seis-sat, siete-sapta, nueve-nava, etc.






Un fenómeno similar se repite en muchos otros términos comunes como, entre muchos otros ejemplos posibles: cabeza-kapala, diente-danta, dios-deva, serpiente-sarpa o azúcar-sarkara.

(Yoga, por cierto, tiene la misma raíz indoeuropea - y, por lo tanto, forma sánscrita - que nuestro "yugo").

Un segundo caso es el de las palabras que ha experimentado cambios más profundos. 

Su filiación común es, a pesar de ello, evidente. Por ejemplo, "ajedrez" proviene del sánscrito catur-anga (es decir, cuatro miembros) y "Júpiter" equivale a dyav-pitar (padre del cielo).

Usamos también algunas palabras sánscritas incorporadas a nuestro vocabulario cotidiano. Avatar, mantra, gurú o nirvana son ejemplos claros.

Queda claro que el origen indoeuropeo común se manifiesta en el léxico. También lo hace en numerosos mitos y leyendas, familiares en una y otra cultura.
   

jueves, 19 de septiembre de 2013

EL PORQUÉ DE LOS TRIUNFOS DE ARJUNA

En una ocasión, durante sus años de aprendizaje, Arjuna - el gran héroe del Mahabharata, conocido por su maestría en el tiro con arco - participaba en una competición con sus condiscípulos.

Cuando llegó su turno y tenía ya la flecha dirigida hacia el pájaro de madera que se usaba como blanco, Drona, su anciano maestro de armas, le preguntó:

- ¿Qué ves, Arjuna? ¿Ves a tus compañeros, y a mí, y al árbol en el que está la diana?

Y el Príncipe le respondió:

- No, Maestro. Sólo veo la cabeza del pájaro, pero no a ti, y tampoco a mis compañeros, ni al árbol.



- En este caso, Arjuna - continuó el Maestro -, describe el pájaro que tienes que decapitar.

El Príncipe dijo entonces:

- Lo siento, Maestro, tampoco puedo hacerlo. Ya sabes que sólo veo la cabeza del pájaro. No sé cómo son ni su cuerpo ni su plumaje.

Drona, que había sido un gran guerrero, satisfecho por esta respuesta, ordenó al muchacho que disparara la flecha y el arquero, sin vacilaciones ni errores, exclusiva y totalmente concentrado en la tarea que debía llevar a cabo en aquel preciso momento, sin distraerse fijándose en detalles accesorios, cortó con limpieza el cuello del pájaro de madera e hizo caer su cabeza al suelo.

El viejo Maestro le abrazó, y la fama de Arjuna, de su infalible puntería y de la excelencia que demostraba en todos sus cometidos crecieron y crecieron hasta llegar a los rincones más alejados del mundo conocido.


(El Mahabharata está repleto de historias y de personajes como estos. El lector va de la sorpresa al deleite y del interés a la admiración. El fragmento presentado más arriba es una adaptación abreviada, aunque completo y exacta, de uno de los episodios del Adi Parva que forma parte del primero de los diez libros que componen la gran obra épica sánscrita.)


 

 


martes, 10 de septiembre de 2013

EL ECO PERENNE DEL GAYATRI MANTRA

Desde hace miles de años, en todo el mundo, durante el alba y el ocaso, millones de personas cantan o recitan las siguientes palabras: 

Om. Bhur bhuvah svah, dad savitur vareniam,
Bhargava devasya dhimahi,
Dhiya yo nah pracodayat.

Se trata del famoso "Gayatri Mantra", un breve fragmento del himno 62 del tercer libro (o mandala) del Rigveda, la obra literaria más antigua conservada en cualquier lengua indoeuropea, escrita en védico, el antecesor del sánscrito.

Esta estrofa ha sido traducida en un sinfín de ocasiones a la práctica totalidad de las lenguas del mundo y existen de ella multitud de versiones. Un texto en español, respetuoso con su literalidad y aspirante, al mismo tiempo, a la máxima claridad, puede ser formulado así:

¡Om! Que en la Tierra, el Aire y el Cielo,
la gran gloria del divino Savitri
dé vida a nuestros anhelos. (*)

La universalidad del sánscrito se manifiesta en todas partes, a lo largo de los siglos y por los medios más insospechados, incluso a través de una aparentemente humilde invocación cuyo eco ilumina, con poquísimas palabras pero vivísimo fulgor, el perenne afán de trascendencia de los seres humanos.


(*) "Om" es la palabra más sagrada del hinduismo y expresa el Absoluto. "Savitri" es una divinidad solar, personificación del crecimiento y de la revitalización.
 

 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

NAMASTÉ ¡HOLA, SÁNSCRITO!

"Namasté" es un saludo de bienvenida y despedida frecuente en la India y también entre numerosos practicantes de yoga y otras disciplinas afines, en todo el mundo.

El tèrmino suele ir acompañado de un gesto con las manos que se sitúan, palma contra palma, delante del pecho. Este gesto - que se llama añjali mudra o pranamasana - puede incluso substituir la pronunciación de la palabra y se completa, a menudo, con una leve inclinación de la cabeza o, en ocasiones, del torso.

La expresión está formada por "namas" - cuyo sentido directo es "saludo" - y por el pronombre "te", que tiene el mismo significado que nuestro pronombre equivalente.

Así pues, namasté significa, simplemente, "te saludo".

De todos modos, a causa, sin duda, de su uso extensivo e intensivo y de la asimilación del término a los gestos que lo acompañan, el sentido de la palabra se ha ido ampliando e incluye también equivalentes más o menos cercanos como "me inclino ante ti", "te hago una reverencia", "te honro", etc.

Además, su uso por parte de todo tipo de personas y colectividades ha extendido su significado que incluye un gran número de sentidos, sobre todo en la línea de las tradiciones hinduistas y budistas:

- Mi ser interior bendice y/o  saluda a tu ser interior.

- El Dios (o la Energía) que hay en mí saludo al Dios (o a la Energía) que hay en ti.

O, incluso;

- Honro el lugar donde vive en ti todo el Universo, un lugar de amor, de verdad y de luz. Sé que, cuando estás en este lugar dentro de ti y yo estoy en ese lugar dentro de mí, tú y yo somo uno.

Pero hay muchos, muchos más.

Sea como fuere ¡hasta pronto!, es decir, en el sentido que prefieras, namasté...


jueves, 29 de agosto de 2013

Desde este blog publicaré cartas sobre la lengua, la literatura y la cultura sánscritas.