sábado, 2 de julio de 2016

HIMNOS EN LLAMAS (RV I,1)



"Fuego" - que en védico (y en sánscrito) se dice "agni" y designa también la divinidad que expresa la combustión de los cuerpos - es la primera palabra del Rig Veda.

Luego, en los otros 1.027 himnos de la colección - como protagonista de más de 200 composiciones y mencionado en multitud de otras - sigue siendo un protagonista destacado.

El fuego ilumina y calienta el Rig Veda, desde siempre. Incluso ahora. 

Es fácil imaginar a nuestros lejanos antepasados, reposando alrededor de las hogueras, al final de las largas jornadas por las estepas asiáticas, siguiendo, siempre en dirección Sur, la lenta migración de sus rebaños. 

Podemos intuir igualmente como compartían entonces las preocupaciones del día, el bienestar y la seguridad de que las llamas les aportaban y el sentido profundo que todo ello quizás tenía. 

De todo ello, surgieron, plausiblemente, textos como el traducido más abajo (y que tanto recuerda, por cierto - parcialmente al menos - a nuestro popular padrenuestro). 

Fuego! Te lleno de alabanzas,  
sacerdote en cada casa,
divino oficiante del sacrificio, 
oferente de la oblación, 
inmejorable dador de riquezas. 

Que el Fuego,  
venerado por los sabios,
tanto antiguos como de hoy, 
traiga hasta aquí a los dioses 

y, que, a través del Fuego, 
resplandeciente hijo de los héroes,
consiga yo fortuna,
la prosperidad de cada día. 

Fuego, esencia del culto, 
eres protección y amor universales,
incluso para las divinidades! 

Fuego, docto oferente,
el más digno de elogios,
ven con las otras deidades! 

Porque sólo tú,
Fuego piadoso,
favorecerás el erudito Angiras 

A ti, cada día, mañana y tarde, 
te traemos nuestro homenaje 
con el pensamiento, 

celebrante de la ceremonia del sacrificio, 
brillante pastor de la Ley Sagrada
que creces en tu propio hogar. 

Fuego, a nosotros, padre e hijo, 
senos propicio
¡y acompáñanos hasta el bienestar!