lunes, 14 de diciembre de 2015

LAS RESPUESTAS ESTÁN EN EL RIG VEDA

El Rig Veda es - con toda probabilidad - el libro más antiguo de la Humanidad (1).

Fruto de las observaciones de la Naturaleza y de ellos mismos por parte de los clanes indoeuropeos que se instalaron primero en el actual Paquistán y luego en toda la India, el Rig Veda refleja la lenta transformación de sus primitivas interpretaciones e intuiciones en una compleja y completa cultura de la que somos herederos y que continuamos extendiendo.

Su millar de himnos constituyen la mirada más incontaminada y la descripción más precisa de lo que, desde siempre, hemos sentido los seres humanos en el corazón y pensado mediante el intelecto, estemos donde estemos en el planeta.

El sanscritista Jean Herbert (2) nos lo dice con toda claridad:

Todos los sabios, en todas las épocas, incluida la nuestra, reconocen sin reservas que las escrituras consideradas por nosotros más antiguas, en especial el Rig Veda, contienen la verdad más alta en su totalidad; el resto son tan sólo comentarios. 

En la confusión en la que nos sume el día a día y rodeados por el griterío que nos aleja de la serenidad, abrir de nuevo las páginas del Rig Veda - yendo más allá de símbolos efímeros y de creencias transitorias - puede ayudarnos a recuperar la perspectiva, a poner cada cosa en el lugar que le corresponde.

Los fragmentos citados a continuación son una breve muestra de lo que cada lector puede encontrar (3): 

1. Ha venido la Luz,
la más bella de todas las luces.
Nacida brillante,
crece en la Brillantez.
Se ha ido la Noche
y el Sol, al levantarse,
ha hecho que nazca la Mañana.

12. O Alba, difunde hoy
la Luz entre nosotros.
Protectora del Orden,
aleja a nuestros enemigos.
Tráenos buenos auspicios,
danos riquezas, 
haz nacer cantos de alegría.

(Himno al Alba. RV. 1. 113)



1. Acorta nuestros caminos, o Pushan (4),
haz a un lado los obstáculos.
Permanece entre nosotros.
Anda ante nosotros.

6. Señor de toda Prosperidad,
mejor portador de la Espada de Oro,
haz que las riquezas
sean fáciles de ganar.

9. Usa tus poderes.
Danos seguridad y alimentos.
Danos vigor.
Muéstranos el mejor camino.

(Himno a Pushan. RV 1.42)


Cuando abrimos el Rig Veda y buscamos entre sus poemas los que mejor puedan alumbrar nuestros pasos más inmediatos, conectamos, forzosamente, con nuestras raíces más profundas y tenemos, en consecuencia, la Verdad individual y colectiva más cercanas. 


(1) El Rig Veda contiene 1.028 Himnos agrupados en 10 Libros - o Mandalas - dedicados a las divinidades primordiales del hinduismo. No hay acuerdo sobre su antigüedad, pero incluso las opiniones más conservadoras sostienen que fue recopilado en el siglo XV aC. Sin embargo, sus contenidos remiten a un pasado mucho más remotos.

(2) Jean Herbert (1897-1980) fue un eminente orientalista francés, especializado en mitología hindú. Publicó numerosos textos sobre el Bhagavad Gita, yoga y espiritualidad.

(3) El título y el origen de los fragmentos elegidos está indicado al final de cada uno de ellos. Las cifras iniciales de cada estrofa corresponden a su orden dentro de cada himno.

(4) Pushan es la deidad védica responsable de los viajes y de los caminos. 

 

martes, 17 de noviembre de 2015

MANTRAS: EL PODER DE LAS PALABRAS SÁNSCRITAS

Brahamanandam parama sukhadam,
Kevalam jnana murtim,
Dvandva teetam gagana sadrusham,
Tatvam asyadi laksyam.

Ekam nityam vimalam achalam,
Sarva dhee sakshi bhutam,
Bhava teetam triguna rahitam.
Sadgurum tam namami. 

A menudo, estas palabras - incomprensibles para la inmensa mayoría de los habitantes del planeta - son unas de las primeras que pronuncian en sánscrito miles de practicantes de disciplinas originarias de la India, especialmente yoga, pero también meditación, doctrinas espirituales o filosofías orientales.

El texto corresponde a un mantra muy popular, dedicado a los gurús y conocido, como la mayor parte de estas fórmulas, por sus primeras palabras,  "brahmanandam parama sukhadam", que pueden traducirse como "Fuente de felicidad eterna y de suprema alegría" y del que se ha incluido una versión en castellano al final de este texto (*).

La palabra mantra, que según el Diccionario de la Real Academia Española, puede definirse como sílabas, palabras o frases sagradas - pero que tiene infinidad de significados, más o menos cercanos al citado, con matices ligeramente distintos según el pensamiento o la escuela de comentarista - corresponde efectivamente a grupos de palabras sánscritas con efectos de tipo psicológico o espiritual para quien las entonan, las ven escritas o incluso piensan en ellas.

Una interpretación hinduista ortodoxa de mantra afirma que se trata de la forma sonora de la forma de una divinidad. Así pues, a cada una de estas abstracciones de fenómenos divinizados le corresponde un sonido o una cadena de sonidos. Activar el o los sonidos significa activar sus características.

Los mantras pueden constar de una sola sílaba (como el mantra "om" que será mencionado más abajo) o adoptar la forma de un texto más o menos largo, como el incluido al principio de estas líneas.

La palabra está compuesta por la raíz "man-", que corresponde al concepto de pensar, y del sufijo "-tra", que designa herramientas o instrumentos. Mantra significa, por lo tanto, "herramienta para pensar".

Los primeros mantras fueron compuestos en la época védica, a partir de versos del Rig Veda y tienen por lo tanto, y siendo extremadamente conservadores, como mínimo, tres mil años de historia. Pero es probable que comenzaran a utilizarse poco después del nacimiento del lenguaje y/o de los rituales religiosos. 

Actualmente encontramos mantras en el hinduismo y también en el budismo, el jainismo y el sijismo. Himnos, cantos, composiciones y conceptos similares se encuentra igualmente en el zoroastrismo, el taoismo e incluso en el islamismo y el cristianismo.  

Sea como sea, se atribuyen a los mantras un gran número de propiedades: reducen los estados de ansiedad, liberan de las neurosis, tienen efectos tranquilizantes, mejoran la relación con los demás, estimulan la resistencia a las enfermedades, aumentan la intuición, fortalecen el carácter y tienen muchas otras consecuencias, todas ellas positivas.   

Además, cada mantra presenta sus propiedades particulares.

Un grupo de lectores del blog que comentaba los contenidos de este artículo afirmaba que, mientras el mantra que inicia este texto aporta optmismo, el "Guru Brahma" citado en el artículo anterior sobre el Guruji Iyengar, denota majestuosidad y que el Gayatri Mantra lleva a la exploración interior de quien lo canta.

Lo que si es comprobable ahora mismo por quien quiera hacer el experimento es que recitar el mantra Om aporta una clara consciencia de plenitud y de energía.

El sánscrito es una red de caminos por explorar, un haz de cuestiones abiertas.  

Quizás cantar un mantra ayudaría a resolverlas. 





(*)

Fuente de felicidad eterna y de suprema alegría,
eres la sabiduría más profunda,
más allá de la dualidad,
infinito como el cielo.

Eres el Uno, permanente, único e inmóvil,
puro y firme en todas las cosas.
Estás más allá del pensamiento y de los tres gunas (**).
Te saludo, gran Gurú.


(**) La palabra "guna", que tiene el sentido primario de cordel, designa la cualidad constituyente de todo fenómeno manifestado o no manifestado; en este caso equivale a "identidad distintiva". Como tantos otros conceptos de la filosofía hindú no tiene traducción al castellano; ni a ninguna otra lengua occidental, por cierto.    


 

  

 


 

miércoles, 28 de octubre de 2015

IYENGAR EN TODOS LOS CORAZONES


El pasado día 20 de octubre hizo dos meses que se publicó en este blog el artículo "Iyengar, luz sobre el yoga... y sobre el sánscrito". En el, se conmemoraba el primer aniversario de la muerte del maestro de yoga B. K. S. Iyengar y se presentaban algunos de los aspectos más básicos de su obra y de su personalidad relacionándolos con lo que representaron para el conocimiento del sánscrito en Occidente.    

El Guruji Iyengar (1) - como cariñosamente se le llama -, que fue uno de los grandes introductores del yoga en Europa y América, tenía un carisma especial: una combinación de sabiduría y humildad que lo convertían en una persona entrañable entre quienes tuvieron la fortuna de conocerlo personalmente.

En la antiquísima tradición de los gurús de la India - que se remonta al período védico (¿2000 aC?) - Iyengar ha sido un fiel ejemplo de maestro doblado de preceptor espiritual. Incluso sus libros sobre asanas y pranayama son mucho más que manuales técnicos de instrucciones para realizar correctamente posturas y ejercicios respiratorios ya que incluyen aspectos filosóficos de una gran profundidad.

El contacto personal con sus discípulos fue uno de los factores más importantes del camino que mostró y las visitas a los centros de enseñanza del Yoga Iyengar en todo el mundo una de sus actividades principales.

Buen ejemplo de ello fue su visita a España en septiembre de 1996. La huella que dejó sigue muy viva en las escuelas de Yoga Iyengar del país.

Como paradigma de la permanencia de su testimonio, puede tomarse como referencia el Centro de Yoga de Reus (Tarragona) (2), que visitó, junto a otras instituciones, durante su estancia, y que mantiene la dirección y conserva, fundamentalmente, el aspecto que tenía en aquella fecha.

Las sesiones del Centro se desarrollan siguiendo el esquema básico del método Yoga Iyengar: a partir de una buena colocación del cuerpo, se mejoran pies, piernas y pelvis y se hacen estiramientos de la columna vertebral, adaptando todos los movimientos a la salud del practicante. Se consigue así un mejora general de su estado. Después de una clase de Yoga Iyengar, la persona sale repuesta y con un grado de mejora consciente y relajado.

La estima de la que gozaba el Guruji Iyengar es probablemente el motivo por el cual, a partir del momento de su defunción y en señal de agradecimiento y de respeto, el mantra "Gurú Brahma" (3) es cantado por numerosos grupos de practicantes de su método, en todo el mundo: 

Gurur Brahma.
Gurur Vishnu.
Gurur devo
mahesvarah.

Guruh sakshat
parabrahma.
Tasmai shri
gurave namah. 




(1) La palabra "guruji" es un compuesto formado por el sustantivo "gurú" - "maestro espiritual", según la Real Academia Española, aunque en sánscrito también significa "pesado, grave, grande..." - y por el sufijo "-ji", un tratamiento de respecto, añadido al nombre de las personas que merecen una consideración especial. Gandhi, por ejemplo, sigue siendo llamado hoy en día "Gurujhi" por sus adeptos.


(2) Montserrat Fortuny, fundadora del Centro (visítelo AQUÍ) - que también da clases en Barcelona (información en este ENLACE) - continua impulsando una práctica totalmente fiel a las enseñanzas originales, basándose en su formación y en unas excelentes instalaciones y equipos.

Sus informaciones han sido fundamentales para la confección de este artículo y para la del 20 de agosto. 


(3) Como es frecuente en los mantras más difundidos, prácticamente se encuentran tantas traducciones como citas.

La versión siguiente, que prescinde, por ejemplo, de las descripciones de los atributos de los dioses denominados y del sorprendente significado que tiene para numerosos traductores el concepto de "saludo", intenta ajustarse lo más fielmente posible al texto original:

El gurú es Brahma.
El gurú es Vishnú.
El gurú es el dios
Maheshvara (*).

El gurú 
es ciertamente
el Brahma supremo.
Saludos al gurú.

(*) Maheshvara es uno de los epítetos de Shiva. La palabra está formada por los vocablos "maha" (grande) e "isvara" (maestro o Señor).




miércoles, 14 de octubre de 2015

EL SÁNSCRITO O LOS PELIGROS DE LAS NOCHES DE VERANO

Es preferible dejarlo bien claro desde ahora mismo: la lengua sánscrita representa un riesgo para quienes nos adentramos en ella.

Más aún: es un peligro.

Lo experimentamos cada día los que frecuentamos sus textos, usamos su gramática o utilizamos su léxico: el sánscrito muestra toda la complejidad - la riqueza real - de todo lo que rodea a sus valientes lectoras y a sus temerarios lectores. Peor todavía: nos pone ante nosotros mismo, sin concesiones, no ya a la piedad sino ni siquiera a la indulgencia. Nos cambia, nos incita a evolucionar, nos hace más y más humanos.


Acercarse a la enormidad de la literatura sánscrita significa acceder a un cúmulo de informaciones y opiniones, reunido a lo largo de miles de años, que examina todo a lo que puede enfrentarse cualquier persona en cualquier circunstancia: la propia existencia, la realidad, el amor, el deber, el matrimonio, la guerra, el sexo, la muerte, la violencia, la risa, la belleza, la divinidad, el Universo, la percepción, la Naturaleza, la anatomía, la política, la urbanidad, los rituales, el planeta, el humos, el deseo, la comida, el propósito, la familia, el significado del lenguaje o la agricultura, entre cientos de temas tratados.    

Tras conocer estos textos, la opinión que se tiene de todo ello resulta más global, más profunda. Y el lector queda transformado.

Pero es que, además, para cada uno de estos conceptos, el sánscrito dispone a menudo de docenas de palabras que los definen desde puntos de vista distintos y con matices diferentes. 

Así, por ejemplo, para decir "amor" en sánscrito no tenemos más remedio que elegir entre más de cincuenta términos. Diremos "snehala" si queremos expresar nuestra ternura y nuestro cariño, pero usaremos "kama" si nos referimos a una atracción erótica, o "prema" cuando sentimos una respetuosa estima, o "rati" cuando buscamos diversión, o "priti" para declarar un amor sincero, pero también alegre y divertido. La lista podría continuar, pero ya se ve que antes de decir en sánscrito que sentimos amor por alguien, debemos examinarnos sinceramente y en detalle y tomar conciencia de cuáles son, exactamente nuestros propios sentimientos. Es decir debemos crecer, ser más nosotros mismos.

Esta exigencia de precisión queda también reflejada en la gramática.

Recordemos que en sánscrito disponemos de tres géneros (masculino, femenino y neutro), de tres números (singular, dual y plural), de una declinación de los nombres con ocho casos - ya que añade un llamado "instrumental" a los del latín - y que la conjugación de los verbos es también más amplia que la de las lenguas románicas (como el castellano) o germánicas (como el inglés).

Es lógico pues que, si pudiéramos mirar lo que nos rodea y examinar nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones "pensando en sánscrito", tendríamos una percepción más intensa, matizada, diversa y precisa. Más real. Resultaríamos renovados. (1)

El poeta, ensayista y filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson (2) al referirse al Rig Veda - el primer libro de poemas conservado en una lengua indoeuropea -, mediante un pensamiento extensible a toda la cultura sánscrita, lo expresaba así:

Cada vez que leo los Vedas, siento que me ilumina un resplandor sobrenatural y desconocido. En la gran enseñanza de los Vedas no hay lugar para el sectarismo. Pertenece a todas las Edades, filosofías y nacionalidades y es el mejor camino para alcanzar el Gran Conocimiento.

Cuando los leo, siento que estoy bajo los cielos estrellados de una noche de verano.   


(1) Los practicantes asiduos de yoga tenemos de todo ello - modestamente y salvando todas las distancias - una cierta experiencia. Los nombres de los asanas - o posturas - y el canto de los mantras que entonamos durante nuestras sesiones nos acercan a realidades difícilmente compartibles con quienes no tienen el placer de disfrutas de estas vivencias.

(2) Ralph Aldo Emerson (1803-1882) fue un ensayista, conferenciante y poeta acérrimo defensor del individualismo y de la Naturaleza. Fue amigo y admirador de Henry David Thoreau y de Walt Whitman y conoció el Hindusimo a través del gran hindólogo, filólogo y fundador de la mitología comparada, de origen alemán, Max Müller.

 

jueves, 1 de octubre de 2015

BHAGAVAD GITA: UN MANUAL DE COMBATE. Y DE VICTORIA.

Digan lo que digan, el Bhagavad Gita - o Gita, como es conocido entre sus amigos - es un himno de combate, un Manual de Campaña para vencer.

Es cierto que el poema empieza con un héroe - Arjuna - confuso y desmoralizado, pero continúa con inflamados y razonados ánimos para lanzarse a la lucha, y culmina con una clara visualización de la Victoria.

Animo pues a una nueva lectura del Gita. 

Las estrofas elegidas y versionadas a partir de aquí lo han sido este este punto de vista.  Les he añadido algunos comentarios para contextualizarlas.

(Las cifras incluidas al principio de cada estrofa corresponden al capítulo en el que se encuentra (la primera) mientras la segunda indica su orden en el capítulo.)


Krishna, la encarnación de Vishnu, el principio estabilizador de la trimurti - la tríada divina hindú - y auriga de su dubitativo, pariente y amigo Arjuna, le exhorta con pasión:

BG, 2.3
No te comportes como un cobarde. 
No es digno de ti.
¡Libérate de esta vulgar debilidad de tu corazón!
¡Levántate, fuego sobre tus enemigos!





Más adelante, el propio Krishna insiste en su empeño de convencer a Arjuna, con los mismos versos que, tres mil años más tarde, cantarían los prisioneros indios que luchaban por liberar a su país, ante los atónitos soldados del ejército colonial británico que los conducían a la cárcel, la tortura o, a muchos de ellos, a la muerte, durante la Guerra de Independencia de la India, concluida en 1947.


BG. 2.23
Las espadas no lo cortan, el fuego no lo quema,
el agua no lo moja, el viento no lo reseca.
El Espíritu no puede ser cortado,
ni quemado, ni mojado, ni resecado.  


Durante el resto del segundo capítulo, el avatar de Vishnu continúa desplegando argumentos para reforzar la validez de sus consejos:

BG. 2.33
Si no luchas en esta contienda justa,
abandonas tu deber y tu honor
y te conviertes en culpable.

BG. 2.40
En este combate, no hay esfuerzo inútil
ni obstáculos para conseguir la Victoria.
Incluso un pequeño paso en el Camino del Deber
libera de los peores peligros.



Desde algunas estrofas del segundo capítulo del Gita a otras del decimoctavo, el dialogo entre el cada vez más convencido Arjuna y el siempre paciente Krishna, desarrolla lo que se ha denominado "síntesis hindú", un ramillete de doctrinas que, combinando los entonces incipientes sistemas de pensamiento samkhya y yoga, supera los últimos estratos de los fosilizados vedismo y brahmanismo y afianza, en este caso, las convicciones de los combatientes.  


El último capítulo continúa insistiendo en que luchar es ineludible:

BG. 18.48
Nadie debe abandonar su deber,
incluso si no lo puede llevar a cabo con perfección,
porque todas las tareas están envueltas en defectos,
como todo fuego por el humo.

BG. 18.59
Si, encerrado dentro de ti mismo,
decides no luchar,
tu decisión en ningún caso tiene sentido.
Tu propia naturaleza te obligará a ello. 


La última estrofa del Gita es cantada por Sanjaya, el consejero del rey ciego, padre y tío de los bandos contendientes, que cuenta lo que sucede en el campo de batalla.

Sus palabras - con una u otra formulación - resuenan siempre en el corazón de los combatientes:

BG: 18.78
Allí donde esté Krishna, el Maestro del Yoga,
allí donde esté Arjuna, el Arquero,
siempre habrá un frente claro
y Fortuna, Prosperidad y Victoria.
   





  





    

lunes, 31 de agosto de 2015

"EVITA ESTAS SEIS ESPADAS Y VIVIRÁS CIEN AÑOS."

Cada lectura confirma la veracidad de los que se afirma del Mahabharata. Efectivamente, en sus páginas podemos encontrar, literalmente, de todo: desde una grandiosa batalla en la que se enfrenta, de hecho, toda la Humanidad y, por tanto, cada uno de nosotros consigo mismo, hasta breves episodios, a primera vista tangenciales, protagonizados por personajes aparentemente secundarios.

Un sucinto comentario durante una conversación mantenida entre Dhritarashtra - el trágico rey, simbólicamente ciego, tío y padre de los protagonistas del conflicto - y Vidura - uno de los consejeros del monarca - ofrece uno de estos inesperados interludios, que llevan al lector a ratificar su irreprimible y placentera adicción a las bibliotecas y - ¡ay! - a las librerías.

En este caso, el episodio plantea una de las cuestiones nucleares de la vida humana: su duración.

El fragmento, al que le bastan tres estrofas (*) para desplegar todo el ingenio y el sentido común de la sabiduría intemporal, lo expone así:

Dijo Dhritarashtra:

Afirman los Vedas que el hombre tiene que vivir cien años. ¿Porqué pues no todos lo consiguen?

Y Vidura respondió:

El exceso de orgullo, el hablar demasiado, la falta de moderación, la ira, el deseo de placeres y las desavenencias en casa...

Estas son las seis espadas que recortan una y otra vez los años de vida dados a cada hombre.

Son ellas las que terminan matándolo antes de tiempo, y no la muerte.

¡Tenlo en cuenta y sé bendito, o rey! 

Hasta aquí el episodio. Y la pizca de literatura. 

Pero unas notas aclaratorias ayudarán quizás a disfrutar de ella con más intensidad.

Notemos que la pregunta del rey denota una mitificación de los Vedas, ya que no determinan en ninguna parte cuál debe ser la duración de la vida humana. Lo que si expresan -en el Rig Veda, por ejemplo - es el deseo de disfrutar de una vida muy larga, de la que cien años son sinónimo.

La distancia temporal - ¿2.000, 3.000 años? - entre la recopilación de los libros considerados sagrados por los hindúes y la época en la que transcurre el Mahabharata parece haber difuminado el contenido real de las obras, convirtiéndolo en brumosas informaciones más o menos legendarias.

Cabe destacar también que la enumeración de las seis amenazadoras espadas es cercana - si no se es estérilmente riguroso y literal - a los siete pecados capitales de la doctrina judeocristiana: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia.

La diferencia fundamental entre una y otra es que los pecados de la tradición semita ponen énfasis en el sentimiento de culpa y en el castigo cruel por desobedecer leyes presumiblemente divinas, mientras la lista de Vidura cita transgresiones de códigos éticos individuales y colectivos - es decir, en la dimensión social del dharma, resumen de las leyes naturales, presentes tanto en la persona como en el cosmos - con consecuencias claramente más limitadas.

Estos aspectos añaden al fragmento del Mahabharata una dimensión literaria - y cultural - más completa y enriquecedora.

Pero, en todo caso, siempre nos queda la utilidad inmediata del consejo implícito en las palabras de Vidura: una vida virtuosa y, sobre todo, un día a día tranquilo son los ingredientes indispensables del elixir para alcanzar los cien años de edad. Como mínimo...

(Y si, además, estos años se aprovechan para continuar leyendo el Mahabharata, el espectáculo de las estaciones se irá desplegando ante el lector - y también en su interior - de manera ordenada, cíclica y serena, opina, modestamente, el autor de este artículo.)


(*) De la 9ª a la 11ª del capítulo 37 del Udyoga Parva o Libro del Esfuerzo, el quinto de los dieciocho del Mahabharata. El volumen narra el regreso de los Pandava de su injusto exilio, sus esfuerzos por recuperar su reino y los afanes provocados por la preparación de la inevitable guerra de Kurushetra.

 

  

 

jueves, 20 de agosto de 2015

IYENGAR: LUZ SOBRE EL YOGA... Y EL SÁNSCRITO.

"B. K. S. Iyengar ha añadido una nueva y más profunda dimensión a la vida de los occidentales, instándonos a unirnos a nuestros hermanos de todas las razas y creencias para celebrar la vida con decisión y reverencia."

Estas palabras del famoso violinista Yehudi Menuhin en la introducción a "Luz sobre el pranayama", una de las grandes obras del profesor de yoga indio Bellur Krishnamachar Sundararaja Iyengar, describen con exactitud el camino que ha abierto ante los practicantes de esta disciplina.

B. K. S. Iyengar. 
En efecto, el yoga, basado en series de posturas y ejercicios de respiración (llamados "asanas" y "pranayama" respectivamente) y que, en un primer estadio, proporciona salud física y equilibrio psicológico, conduce finalmente a quien lo cultiva, más allá de sus propios límites. 

Fue el propio Menuhin quien invitó a Iyengar a enseñar yoga en Suiza en 1954. A partir de entonces, su presencia e influencia en Occidente han aumentado sin cesar. 

Iyengar, que nació en la población de Bellur, en el actual estado de Karnataka, en la costa occidental del Sur de la India, el 14 de diciembre de 1918, comenzó desde muy joven a enseñar yoga y a desarrollar su propio método.

Su concepto de esta disciplina - conocido como "Yoga Iyengar" - se basa en los antiquísimos "Yoga Sutras de Patañjali" (S. III aC), que incluyen desde preceptos éticos a técnicas de meditación.

Sobre estos sólidos fundamentos teóricos, Iyengar centra su atención en la precisión en la realización de cada postura, el alineamiento perfecto de todas las partes del cuerpo y el control de la respiración. 

La tarea divulgadora de Iyengar incluye la publicación de manuales de posturas y respiración, pero también de filosofía del yoga. Desde que, en 1966, dio a conocer "Luz sobre el yoga", Iyengar ha editado más de una docena de libros de los que, traducidos a diecisiete lenguas de todo el mundo, se han vendido millones de ejemplares.

Patañjali
Esta voluntad difusora del yoga se ha visto acompañada por la popularización de centenares de palabras sánscritas. 

Algunas de ellas corresponden a los nombres de las posturas de su método, pero otras designan conceptos nuevos y aspectos muy concretos de fenómenos y procesos psicológicos y emocionales poco conocidos o no descritos en Occidente.

Pero B. K. S. Iyengar falleció hoy hace exactamente un año - el 20 de agosto de 2014 - en la ciudad india de Pune, donde tenía su residencia y que acoge a la institución que vela por su legado.

Afortunadamente, sus enseñanzas son perennes y viven cada vez que alguien, en algún lugar del mundo (con toda seguridad, ahora mismo, por ejemplo) adopta una de sus posturas, lee alguno de sus libros o, como en este caso, lo mantiene presente en su memoria y en su corazón.

Iyengar ilumina el yoga.

Y el sánscrito.     



jueves, 6 de agosto de 2015

HUMOR SÁNSCRITO: "ESPERA UN SEGUNDO", DIJO KRISHNA, MUERTO DE RISA

Los textos sánscritos más conocidos sacralizan a dioses y reyes, guerreros, brahmanes y princesas y teorizan, prolijos y sabios, sobre filosofía, cosmogonía y todo tipo de materias.

Pero, en contraste con estos aspectos, digamos, serios, la vida cotidiana emerge con vívida pujanza mediante una literatura calificable como popular, en la que el humor tiene un papel primordial.

Los chistes recogidos a continuación reflejan un sano distanciamiento de los valores aparentemente más estáticos del pensamiento académico y de la práctica social convencional.

¡Un buen cambio!



Aquel día, un devoto rogaba a Krishna:
- ¡Oh Krishna sublime! ¿Es cierto que para ti un millón de años es tan sólo un segundo?
- Así es. En efecto. - Respondió el avatar de Vishnu.
- Entonces, oh Krishna bienamado, ¿qué es un millón de rupias para ti?  
- Apenas una rupia. - Replicó.
- Oh Krishna omnipotente, ¿podrías darme una rupia, por favor? 
- Espera un segundo.-  Dijo, muerto de risa.


Oh, Doctor - reconocía el enfermo ante su médico - Sois más poderoso que Yama, el dios de la muerte.
¡Él sólo se nos lleva la vida, pero Usted, además, se nos lleva el dinero!  


Tres ascetas meditaban en una cueva del Himalaya.
Una mañana se oyeron unos pasos en el exterior.
Seis meses más tarde, uno de ellos preguntó. ¿Habéis oído al oso?
Después de un año de silencio, otro de los ascetas respondió enojado: ¡Era un tigre!
De nuevo, silencio absoluto.
Pero de repente, dos o tres años más tarde, el tercer asceta ya no pudo más y exclamó enojado: ¡Tendré que irme! ¡Con vosotros es imposible concentrarse! ¡No paráis de hablar!     


¡Te estoy tan agradecido, Pobreza! Decía un mendigo.
Gracias a ti tengo poderes mágicos. 
Yo puedo ver a todo el que pasa ante mi, por las escaleras del Templo, pero ninguno de los fieles me ve a mi!   


Cuatro monjes meditaban en el patio del monasterio y, de repente, la bandera del tejado empezó a ondear.
El más joven, aburrido, se levantó y dijo, excitado: ¡Mirad como se mueve la bandera! 
Su compañero, que llevaba más tiempo en el convento, le aclaró: Es el viento...
El tercer monje, con más experiencia, instruyó a los novicios: ¡Es vuestra mente la que se agita! 
El sacerdote más viejo cerró la discusión: ¡Lo que no para de moverse son vuestras lenguas!


La siguiente cita, atribuida como tantas otras a Gandhi (que, por cierto, parece haberlo dicho todo) no es sánscrita, pero es graciosa y refleja la opinión que merecemos de parte de la cultura que es su continuadora:

"Podría llegar a ser una buena idea" respondió Gandhi, cuando le preguntaron su parecer sobre la civilización occidental.
 

lunes, 27 de julio de 2015

ADITYA HRIDAYAM. EL CORAZÓN DEL SOL

Ahora que tan cerca tenemos al Sol se hacen aún más evidentes las razones por las que despierta tanta devoción, tanto en sacerdotes de todas la creencias como en incautos turistas por tantas y tantas playas de todo el mundo.

Todos estamos de acuerdo: el astro es el origen de la vida y, sobre todo, nos trae, cada mañana, un nuevo día, acabado de terminar. Fresco y limpito, viene acompañado de la posibilidad de poder volver a empezar.

 Y así es como, hace miles y miles de años - pero podría ser aquí, ahora mismo - un guerrero se enfrentó a quien le había ofendido gravemente y sus consejeros, a fin de asegurar su victoria, lo armaron con los poderes del Sol.

La hazaña está recogida en el Ramayana, el famoso poema épico sánscrito. La narración nos cuenta como Rama - una de las reencarnaciones de Vishnu, simbólico conservador del orden cósmico - viaja (yana, significa viaje) para recuperar a su esposa y matar a Ravana, su diabólico raptor.

El episodio, conocido como Aditya Hridayam (Aditya es el dios Sol; hridayam significa corazón) figura en el capítulo CV del canto VI de la obra y describe en treinta estrofas la capacidad del astro para generar todo tipo de beneficios.

Cuando Rama invoca al Sol le reconoce todo tipo de méritos, como los siguientes, entre otros:

Saludos al ser trascendental que disipa las tinieblas, aleja todo temor y vence a los enemigos. Saludos también al aniquilador de los ingratos y al Señor de los cuerpos estelares.

Saludos al Señor que brilla como oro fundido, al fuego esencial, a la llama del conocimiento supremo, al arquitecto del Universo, destructor de la oscuridad. Saludos a su fulgor, testigo del Cosmos.

Saludos al Señor que todo lo destruye y que todo lo vuelve a crear. Saludos a Aquél que con sus rayos consume las aguas, la calienta y las devuelve en forma de lluvia.  

El final del fragmento describe como Rama se siente listo para el combate:



Mirando al Sol con devoción, Rama recitó tres veces este himno y recibió sus poderes.

Después de purificarse bebiendo agua también tres veces, tomó su arco y al ver a Ravana dispuesto a la batalla, tomó la decisión de destruirlo.

 
Quizás sí que tomar el Sol sirva para algo más que broncearse...


 

viernes, 10 de julio de 2015

EL TRIDENTE DE SHIVA

En la mayoría de sus representaciones, Shiva - simbólica síntesis de los impulsos renovadores del Universo - exhibe con orgullo su trishula (tri: tres, shula: lanza), es decir su tridente.

Se trata de la máxima muestra de su mítico poder, ya que acoge - y proyecta - un incontable número de tríadas, igualmente simbólicas.

El canon de esta sorprendente confluencia de triplicidades incluye, entre otros:

- El pasado, el presente y el futuro.
- Los gunas, o cualidades de todo lo que nos rodea: sattva (equilibrio), rajas (actividad) y tamas (pasividad).
- Las divinidades Brahma, Visnú y el propio Shiva y sus correlatos: la Creación, la Preservación y la Evolución.
- Los modos de expresión del Universo: físico, sutil y causal.
- Los poderes femeninos: voluntad, acción y sabiduría.
- Los estados de conciencia: vigilia, sueño y sueño profundo.
- Los tres sonidos primordiales, generadores del Cosmos (A, U, M), audibles tal vez durante el Big Bang y, en todo caso, posteriormente millones y millones de veces de los labios de los adeptos más variados.    
- Los tres nadis (ida, pingala y sushumna), sutiles canales de energía presentes en la práctica de los yoguis avanzados.
- Las naturalezas cuantitativas y cualitativas del Universo, además del proceso de su emergencia desde lo Inmanifestado.

Y, como colofón y consecuencia de este cúmulo de potencialidades, la capacidad de regenerar los tres mundos: el físico, el de los antepasados y el de la mente.

Es lógico pues que, con ánimo de síntesis y de convertir en tangibles todos estos conceptos, se concluya que el Trishula, el mágico tridente de Shiva, represente la Totalidad, la irresistible potencia de la Realidad Trascendental.
 

miércoles, 24 de junio de 2015

"LA UNIÓN HACE LA FUERZA", DICEN LAS PALOMAS DEL PANCHATANTRA

Cuando aquella mañana, Chitragriva (Cuello Irisado), el rey de las palomas, buscaba el desayuno para sus súbditos, descubrió un montón de granos de arroz bajo un árbol.

Se puso muy contento, pero no sabía que se trataba de una trampa: un cazador quería atrapar con sus redes a todos los pájaros que fueran a alimentarse.

 Por eso, cuando las palomas comían satisfechas, quedaron aprisionadas por las mallas.

Pero Chitragriva mantuvo el ánimo firme y, tras pensar unos minutos, tranquilizó a su séquito:

Quien, en las dificultades,
conserva la cabeza clara,
con la ayuda de su inteligencia
vence todas las dificultades.

Entonces, cada paloma, al tiempo que las demás, cogió un trozo de hilo con el pico y levantó la red por encima de sus cabezas.

Así, todas juntas, consiguieron escapar.

Las cosas pequeñas, cuando se juntan,
se hacen más fuertes.
Los hilos de algodón, cuando se trenzan,
son imposibles de romper.




















Esta historia proviene del Panchatantra, un recopilación de antiquísimas fábulas de animales, recopiladas en la India, en sánscrito, en el siglo III aC.

Traducido y versionado desde entonces en todo el mundo, a veces íntegramente, a veces de forma parcial, el Panchatantra, con éste o con algún otro título, jamás ha dejado de contarse.

Y siempre con los mismos propósitos: distraer, divertir, instruir...

Se trata de una verdadera enciclopedia de sabiduría popular.

¡Incluso las palomas lo saben!