martes, 17 de noviembre de 2015

MANTRAS: EL PODER DE LAS PALABRAS SÁNSCRITAS

Brahamanandam parama sukhadam,
Kevalam jnana murtim,
Dvandva teetam gagana sadrusham,
Tatvam asyadi laksyam.

Ekam nityam vimalam achalam,
Sarva dhee sakshi bhutam,
Bhava teetam triguna rahitam.
Sadgurum tam namami. 

A menudo, estas palabras - incomprensibles para la inmensa mayoría de los habitantes del planeta - son unas de las primeras que pronuncian en sánscrito miles de practicantes de disciplinas originarias de la India, especialmente yoga, pero también meditación, doctrinas espirituales o filosofías orientales.

El texto corresponde a un mantra muy popular, dedicado a los gurús y conocido, como la mayor parte de estas fórmulas, por sus primeras palabras,  "brahmanandam parama sukhadam", que pueden traducirse como "Fuente de felicidad eterna y de suprema alegría" y del que se ha incluido una versión en castellano al final de este texto (*).

La palabra mantra, que según el Diccionario de la Real Academia Española, puede definirse como sílabas, palabras o frases sagradas - pero que tiene infinidad de significados, más o menos cercanos al citado, con matices ligeramente distintos según el pensamiento o la escuela de comentarista - corresponde efectivamente a grupos de palabras sánscritas con efectos de tipo psicológico o espiritual para quien las entonan, las ven escritas o incluso piensan en ellas.

Una interpretación hinduista ortodoxa de mantra afirma que se trata de la forma sonora de la forma de una divinidad. Así pues, a cada una de estas abstracciones de fenómenos divinizados le corresponde un sonido o una cadena de sonidos. Activar el o los sonidos significa activar sus características.

Los mantras pueden constar de una sola sílaba (como el mantra "om" que será mencionado más abajo) o adoptar la forma de un texto más o menos largo, como el incluido al principio de estas líneas.

La palabra está compuesta por la raíz "man-", que corresponde al concepto de pensar, y del sufijo "-tra", que designa herramientas o instrumentos. Mantra significa, por lo tanto, "herramienta para pensar".

Los primeros mantras fueron compuestos en la época védica, a partir de versos del Rig Veda y tienen por lo tanto, y siendo extremadamente conservadores, como mínimo, tres mil años de historia. Pero es probable que comenzaran a utilizarse poco después del nacimiento del lenguaje y/o de los rituales religiosos. 

Actualmente encontramos mantras en el hinduismo y también en el budismo, el jainismo y el sijismo. Himnos, cantos, composiciones y conceptos similares se encuentra igualmente en el zoroastrismo, el taoismo e incluso en el islamismo y el cristianismo.  

Sea como sea, se atribuyen a los mantras un gran número de propiedades: reducen los estados de ansiedad, liberan de las neurosis, tienen efectos tranquilizantes, mejoran la relación con los demás, estimulan la resistencia a las enfermedades, aumentan la intuición, fortalecen el carácter y tienen muchas otras consecuencias, todas ellas positivas.   

Además, cada mantra presenta sus propiedades particulares.

Un grupo de lectores del blog que comentaba los contenidos de este artículo afirmaba que, mientras el mantra que inicia este texto aporta optmismo, el "Guru Brahma" citado en el artículo anterior sobre el Guruji Iyengar, denota majestuosidad y que el Gayatri Mantra lleva a la exploración interior de quien lo canta.

Lo que si es comprobable ahora mismo por quien quiera hacer el experimento es que recitar el mantra Om aporta una clara consciencia de plenitud y de energía.

El sánscrito es una red de caminos por explorar, un haz de cuestiones abiertas.  

Quizás cantar un mantra ayudaría a resolverlas. 





(*)

Fuente de felicidad eterna y de suprema alegría,
eres la sabiduría más profunda,
más allá de la dualidad,
infinito como el cielo.

Eres el Uno, permanente, único e inmóvil,
puro y firme en todas las cosas.
Estás más allá del pensamiento y de los tres gunas (**).
Te saludo, gran Gurú.


(**) La palabra "guna", que tiene el sentido primario de cordel, designa la cualidad constituyente de todo fenómeno manifestado o no manifestado; en este caso equivale a "identidad distintiva". Como tantos otros conceptos de la filosofía hindú no tiene traducción al castellano; ni a ninguna otra lengua occidental, por cierto.