viernes, 10 de julio de 2015

EL TRIDENTE DE SHIVA

En la mayoría de sus representaciones, Shiva - simbólica síntesis de los impulsos renovadores del Universo - exhibe con orgullo su trishula (tri: tres, shula: lanza), es decir su tridente.

Se trata de la máxima muestra de su mítico poder, ya que acoge - y proyecta - un incontable número de tríadas, igualmente simbólicas.

El canon de esta sorprendente confluencia de triplicidades incluye, entre otros:

- El pasado, el presente y el futuro.
- Los gunas, o cualidades de todo lo que nos rodea: sattva (equilibrio), rajas (actividad) y tamas (pasividad).
- Las divinidades Brahma, Visnú y el propio Shiva y sus correlatos: la Creación, la Preservación y la Evolución.
- Los modos de expresión del Universo: físico, sutil y causal.
- Los poderes femeninos: voluntad, acción y sabiduría.
- Los estados de conciencia: vigilia, sueño y sueño profundo.
- Los tres sonidos primordiales, generadores del Cosmos (A, U, M), audibles tal vez durante el Big Bang y, en todo caso, posteriormente millones y millones de veces de los labios de los adeptos más variados.    
- Los tres nadis (ida, pingala y sushumna), sutiles canales de energía presentes en la práctica de los yoguis avanzados.
- Las naturalezas cuantitativas y cualitativas del Universo, además del proceso de su emergencia desde lo Inmanifestado.

Y, como colofón y consecuencia de este cúmulo de potencialidades, la capacidad de regenerar los tres mundos: el físico, el de los antepasados y el de la mente.

Es lógico pues que, con ánimo de síntesis y de convertir en tangibles todos estos conceptos, se concluya que el Trishula, el mágico tridente de Shiva, represente la Totalidad, la irresistible potencia de la Realidad Trascendental.
 

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