jueves, 11 de mayo de 2017

EL RIG VEDA, REFLEJO DE ESTRELLAS



¿Adónde va vuestro brillante carruaje, Héroes?
¿Quién lo ha preparado para un feliz viaje,
partiendo, glorioso, al amanecer
y visitando cada casa, cada mañana?

¿Y dónde vais al atardecer, Ashvins? ¿Y en la aurora?
¿Dónde descansáis durante el día? ¿Dónde pasáis las noches?
¿Quién os recibe, como hace la viuda con el hermano de su marido
o la doncella que atrae a su pretendiente?

De madrugada, con voz clara y alta, convocáis a la oración
y en los hogares acompañáis el sacrificio.
¿Pero, a quién evitáis?
¿Y en qué libaciones os hacéis presentes, Príncipes?

Como a cazadores persiguiendo a dos elefantes salvajes,
os ofrecemos sacrificios al amanecer y en el ocaso.
A los que os invocan en los momentos adecuados,
vosotros, resplandecientes Señores, aseguráis  fuerza y ​​alimentos.



Estas cuatro estrofas inician el cuadragésimo himno del décimo mandala del Rig Veda (RV 10:40), un texto que, a lo largo de cuarenta versos más, continúa describiendo más beneficios que los Ashvins pretendidamente otorgan.

El poema contiene los rasgos básicos de la mitología védica: los Ashvins - dos jinetes y aurigas (la palabra proviene de "ashva", es decir "caballo") - aportan, según las intemporales creencias del subcontinente indio, tesoros, salud y bienestar y alejan la mala suerte y la tristeza.



Los dos hermanos conforman uno de los mitos fundacionales de la cultura indoeuropea: compartimos con nuestros congéneres numerosos antecesores afines, como los greco-romanos Cástor y Pólux, otras divinidades equivalentes bálticas y anglosajonas y personajes legendarios como Rómulo y Remo o Aquiles  y Patroclo.
 

LOS DIOSES SON LUZ ...



Pero los versos versionados más arriba van más allá de estas simbólicas caracterizaciones. Mediante el contexto en el que se formulan las preguntas, identificamos claramente los momentos en los que los Ashvins se hacen visibles, es decir al amanecer y al crepúsculo.



Es, por tanto, normal que sean también conocidos como Lúceros del Alba y de la Tarde, es decir los planetas Venus y Mercurio, que tienen órbitas similares a la de la Tierra, por lo tanto, nunca se alejan de la del Sol .



De hecho, la identificación de los dioses con las estrellas deriva ya de la propia palabra "deva", que significa "dios" en sánscrito, pero también, entre otros significados, "que brilla en el cielo". La palabra proviene de hecho de la raíz indoeuropea "div", es decir "brillar" y está - quizás - relacionada con nuestro "divino".

 
... Y EL RIG VEDA SU ESPEJO



Además de su importancia literaria, el Rig Veda nos transmite una sorprendente cantidad - y calidad - de información sociológica, cultural, religiosa, mitológica y, también, astronómica.



Que los himnos del Rig Veda hagan posible asimilar divinidades con fenómenos naturales o astronómicos es un hecho relativamente frecuente. Surya (el Sol) está muy presente, así como Dyaus y Prithivi (el Cielo y la Tierra) o Ushas (la Aurora), por ejemplo.



Pero que el Rig Veda sea un verdadero código astronómico no depende, sólo, de sus contenidos. Los trabajos del profesor de Ciencias de la Computación de la Universidad de Oklahoma Subhash C. Kak demuestran una relación evidente entre la estructura de la obra y la distancia entre la Tierra y el Sol, los periodos siderales de varios planetas y las dimensiones y orientación de los altares védicos.



El Rig Veda es, según palabras del propio profesor Kak, "un Stonehenge hecho de palabras" y, en todo caso, un libro que refleja, como un espejo, lo que vemos cada noche a los Cielos.







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