martes, 14 de diciembre de 2021

"CÓMO HAGO YOGA, HABLO SÁNSCRITO"

La optimista afirmación del título de este artículo es, básicamente, válida: los practicantes de yoga utilizan un abundante repertorio de palabras sánscritas para referirse a sus ejercicios y, sobre todo, a la sólida base filosófica sobre la que se sostienen.

Pero el sánscrito es una lengua integral, que describe con precisión la totalidad de las emociones y especulaciones humanas, los fenómenos de la naturaleza y nuestras actividades (yoga incluido, por cierto). Y lo hace con absoluta exactitud, a menudo reveladora de nuevos aspectos y matices.

Sin embargo, por sus orígenes, el yoga utiliza exclusivamente palabras sánscritas y por ese motivo puede afirmarse que el sánscrito es la lengua del yoga. Y, por tanto, que quien hace yoga habla, parcial pero verdaderamente, sánscrito.

 

PANORAMAS

El léxico sánscrito que utiliza el yoga, son los itinerarios por los que avanzan quienes pisan sus caminos y muestran una precisión terminológica absoluta. En un mapa imaginario, encontramos panoramas y rincones de una riqueza conceptual de enorme profundidad.

(Dharma)

La palabra “dharma”, por ejemplo, además de ser el hilo conductor del Mahabharata, tiene el sentido de “deber”, pero también de virtud, norma o vocación e incluso de legislación. O, en el otro extremo de su polo conceptual, del principio que gobierna el Universo. Su origen es la palabra sánscrita “dhri” que significa aguantar, mantener, preservar...

(Yama)

Los yamas son los deberes recomendados por la filosofía del yoga y describen los controles de la conducta necesarios para una vida ética. Derivan de las enseñanzas de los Vedas y conforman un código de comportamientos en forma de reglas. Están contenido en los Yoga Sutras de Patañjali, una colección de aforismos sobre la teoría y la práctica del yoga.

(Jñana-yoga)

La palabra compuesta “jñana-yoga” – es decir yoga de la sabiduría, del saber, del conocimiento, etc. – indica el camino hacia el bienestar a través de la intuición directa del Yo, mediante la aplicación constante del discernimiento entre lo Real y lo Irreal. La ruta transcurre a través de la meditación y otras prácticas de interiorización.

(Pranayama)

El pranayama es la práctica - y la ciencia - yóguica de centrarse en la respiración. En sánscrito, prana significa "fuerza vital", y yama “coger el control”. Las técnicas de yoga tienen como finalidad absorber, dirigir y acumular el prana y conducen al incremento de las energías vitales.

(Sarvangasana)

Se trata de una de las posturas básicas del yoga ya que el cuerpo descansa de forma invertida sobre los hombros. La circulación de la sangre y la respiración en sentido contrario a lo habitual provocan la revitalización general del practicante. La palabra es el fruto de la combinación de los términos “sarva” (todo), “anga” (miembro) y “asana” (postura).

(Savasana)

El término proviene de “sava”, que literalmente significa cadáver, y de “asana” que designa la postura que le imita. Mantenerse tumbado en el suelo, perfectamente inmóvil y relajado, calma el sistema nervioso, los pensamientos y las emociones. Produce un notable descanso. Normalmente se realiza al final de las sesiones de yoga.

(Tantra)

La palabra tantra proviene de la raíz sánscrita que significa "tejer" y se refiere a textos, a menudo presentados como un diálogo entre un dios y una diosa., que tienen como objetivo enseñar que todo es digno del máximo respeto, incluso las prácticas tradicionalmente profanas.

 

AHORA. AQUÍ

El conocimiento en Europa y en América del sánscrito se inicia con los primeros colonizadores del subcontinente indio por parte de comerciantes portugueses e ingleses en el siglo XVII y la llegada del yoga a Occidente se produjo hacia los últimos años del siglo XIX, concretamente en los Estados Unidos, de la mano de Swami Vivekananda.

Hoy, tanto el sánscrito como el yoga forman parte del fondo cultural común a una gran parte de la Humanidad y, para los practicantes de yoga, aprender sánscrito es, además de un enriquecedor viaje intelectual, la oportunidad de profundizar en la práctica de esta disciplina, puesto que conduce a una mejor comprensión de unos conocimientos con claros beneficios desde todos los puntos de vista.

Hablar sánscrito abre la puerta a un mejor yoga, porque el sánscrito es, en efecto, la lengua del yoga.

 

 

 

 

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