lunes, 3 de marzo de 2014

GÉNESIS VÉDICO: RV 10.190

Uno de los aspectos de mayor interés del Rigveda es la exposición de diversos puntos de vista sobre unos mismos temas.

Los casos extremos de esta característica son los 289 himnos dedicados a Indra  (el rey de los dioses y dios, a su vez, de las tempestades) cada uno de los cuales describe aspectos complementarios, o los 218 referidos a los poderosos y cambiantes reflejos del fuego, deificado en Agni.

Es lógico que sea así puesto que sus compiladores fueron, como mínimo, tantos como los miembros de las diez familias a las que se atribuyen tradicionalmente cada uno de los libros - o mandalas - en los que se ordena la recopilación.

Por otra parte, su composición, llevada a cabo según los cálculos más conservadores, alrededor de 2000 aC, se prolongó durante más de 500 años.

Afortunadamente, las matizaciones, las desigualdades e, incluso, las contradicciones son inevitables, frecuentes y, sobre todo, enriquecedoras.

Las respuestas al enigma planteado por la Creación participan de esta diversidad.

Además de menciones ocasionales a lo largo de los libros dos a nueve, los himnos centrados en el origen del Universo se encuentras en el décimo, considerado el más reciente - si es que una obra compuesta hace cuatro mil años puede considerarse reciente... - se afirma que por maduración del pensamiento védico durante los siglos anteriores. Se trata de algo más de media docena de composiciones que examinan el Inicio desde todas las perspectivas.

La profunda visión cosmogónica del sintético himno 10.190 puede ser un buen ejemplo de todos ellos:

El Orden y la Verdad
nacieron del calor convertido en llama.
De allí surgió la Noche,
de allí el rizado Océano.

Del rizado Océano
emergió el Año
que estableció los días y las noches
regentes de todo lo que parpadea.

Dhatar, el dios ordenador,
situó en su lugar al Sol y a la Luna,
al Cielo y a la Tierra
y al Reino del Espacio que hay entre ambos.


De esta respuesta - con tantos ecos bíblicos - brotan, fecundas, nuevas preguntas.



Quizás la más sorprendente sea si el "calor convertido en llama" del segundo verso prefigura - o no - una referencia (intuitiva...) al Big Bang.







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