sábado, 15 de julio de 2017

CON SITA, MÁS ALLÁ DEL TIEMPO



Como Elena de Troya o Penélope de Itaca, Sita - la protagonista femenina del Ramayana - es uno de los grandes personajes de la literatura universal.

Con claras afinidades con las dos heroínas homéricas - como Elena, fue raptada y motivo de una guerra feroz y, a similitud de Penélope, recuperada después de que su esposo consiguiera tensar un arco mítico y disparase sus flechas para eliminar a sus enemigos - Sita es el gran eje alrededor del cual gira el resto de protagonistas de la gran obra épica sánscrita, incluido el legendario Rama. 

Quizás fugaz diosa védica de la fertilidad - sólo aparece una vez en el Rigveda - Sita es considerada un avatar de Lakshmi, la deidad hindú de la abundancia, que, en un torbellino de parentescos, emparejamientos y encarnaciones, es, a su vez, la mitológica esposa de Vishnu, divinización de las energías positivas del Universo y de la que el propio Rama es, por cierto, una forma humana. 

Sea como sea, Sita de Ayodhya (la ciudad donde reside su consorte) es el arquetipo, indiscutible y permanente, de hija, princesa, esposa y reina.

BELLEZA ABSOLUTA

El rasgo más visible y memorable de Sita es, sin duda, su fascinante belleza, que mantuvo cautivo a Rama a lo largo de toda su vida.

Pero, por otra parte, fue también su hermosura lo que sedujo a Ravana - el diablo que la secuestró - quien, a fin de conservarla, terminó perdiendo familia,
reino y vida.

Incluso Hanuman, el simio que, al servicio de Rama, sin haberlo visto nunca
antes, pero orientado por su fama, la reconoció en el jardín secreto en el que estaba prisionera, pudiendo así guiar a su ejército libertador.

NADA LA ROMPE

Pero su aspecto externo no es más que la envoltura de una virtud aún más valiosa. La otra cara de Sita es su invencible firmeza de carácter, repetidamente confirmada una y otra vez.

Su lealtad a Rama la lleva a abandonar una vida lujosa para seguirle a un bosque lleno de peligros y estrecheces, y también le permite resistir los intentos de su raptor para liberarla de las durísimas condiciones de su cautiverio y convertirla en soberana del reina, a cambio de aceptar ser su esposa.

Es también su invulnerable fuerza interior lo que la hizo defender la certeza de su pureza, puesta en cuestión por Rama primero y por sus súbditos después: para demostrar su integridad - protegida por el propio Agni, dios del fuego - atravesó una gran hoguera sin quemarse y marchó posteriormente a un nuevo exilio, pero en esta segunda ocasión, embarazada y sola.   

SURCO PROFUNDO

Hallada en un surco - "sita" significa surco en sánscrito - por Janaka, el rey de Mithila, mientras araba sus campos, Sita atravesó su tiempo hostil, dejándonos, en cada uno de sus gestos, una huella imborrable, hasta que Bhumi - la diosa de la tierra -, clemente, abrió una zanja para acogerla.

Por fortuna para nosotros, su imprescindible presencia perdura en las pàginas del Ramayana. Y en nuestros corazones

 



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