jueves, 20 de agosto de 2015

IYENGAR: LUZ SOBRE EL YOGA... Y EL SÁNSCRITO.

"B. K. S. Iyengar ha añadido una nueva y más profunda dimensión a la vida de los occidentales, instándonos a unirnos a nuestros hermanos de todas las razas y creencias para celebrar la vida con decisión y reverencia."

Estas palabras del famoso violinista Yehudi Menuhin en la introducción a "Luz sobre el pranayama", una de las grandes obras del profesor de yoga indio Bellur Krishnamachar Sundararaja Iyengar, describen con exactitud el camino que ha abierto ante los practicantes de esta disciplina.

B. K. S. Iyengar. 
En efecto, el yoga, basado en series de posturas y ejercicios de respiración (llamados "asanas" y "pranayama" respectivamente) y que, en un primer estadio, proporciona salud física y equilibrio psicológico, conduce finalmente a quien lo cultiva, más allá de sus propios límites. 

Fue el propio Menuhin quien invitó a Iyengar a enseñar yoga en Suiza en 1954. A partir de entonces, su presencia e influencia en Occidente han aumentado sin cesar. 

Iyengar, que nació en la población de Bellur, en el actual estado de Karnataka, en la costa occidental del Sur de la India, el 14 de diciembre de 1918, comenzó desde muy joven a enseñar yoga y a desarrollar su propio método.

Su concepto de esta disciplina - conocido como "Yoga Iyengar" - se basa en los antiquísimos "Yoga Sutras de Patañjali" (S. III aC), que incluyen desde preceptos éticos a técnicas de meditación.

Sobre estos sólidos fundamentos teóricos, Iyengar centra su atención en la precisión en la realización de cada postura, el alineamiento perfecto de todas las partes del cuerpo y el control de la respiración. 

La tarea divulgadora de Iyengar incluye la publicación de manuales de posturas y respiración, pero también de filosofía del yoga. Desde que, en 1966, dio a conocer "Luz sobre el yoga", Iyengar ha editado más de una docena de libros de los que, traducidos a diecisiete lenguas de todo el mundo, se han vendido millones de ejemplares.

Patañjali
Esta voluntad difusora del yoga se ha visto acompañada por la popularización de centenares de palabras sánscritas. 

Algunas de ellas corresponden a los nombres de las posturas de su método, pero otras designan conceptos nuevos y aspectos muy concretos de fenómenos y procesos psicológicos y emocionales poco conocidos o no descritos en Occidente.

Pero B. K. S. Iyengar falleció hoy hace exactamente un año - el 20 de agosto de 2014 - en la ciudad india de Pune, donde tenía su residencia y que acoge a la institución que vela por su legado.

Afortunadamente, sus enseñanzas son perennes y viven cada vez que alguien, en algún lugar del mundo (con toda seguridad, ahora mismo, por ejemplo) adopta una de sus posturas, lee alguno de sus libros o, como en este caso, lo mantiene presente en su memoria y en su corazón.

Iyengar ilumina el yoga.

Y el sánscrito.     



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